Cruces

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

Cruces

CITA

San Hilario de Poitiers:«Antes de conocerte, yo no existía».

Cesareo de Arlés “¿Quieres seguir a Cristo? Sé humilde como él lo fue: no desprecies su humildad, si deseas alzarte a su sublimidad” Sermón 159, 1. 4-6: CCL 104, 652-654

San Agustín: escribiendo en La Ciudad de Dios sobre las dos ciudades: «Dos amores han dado origen a dos ciudades; el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial» (ciu. Dei, 14,28). «El único y verdadero negocio de esta vida –insistía luego–, es el saber escoger lo que se ha de amar». De ahí su imperativo: «Antepón la voluntad divina y aprende a amarte no amándote».

«mira primero a ver si sabes amarte a ti mismo; después te recomiendo que ames al prójimo como a ti te amas. Si no sabes amarte a ti, engañarás al prójimo como te has engañado a ti (Sermón 128, 5). « ¿Me preguntas cómo debes amar al prójimo? Mírate a ti mismo y, según te ames a ti, así debes amar al prójimo. No te puedes equivocar» (Sermón sobre la disciplina cristiana, 3).

Jean Lafrance: “No hay santidad sin renunciamiento, hay que tomarlo o dejarlo”.

Benedicto XVI “…, el combate contra el propio egoísmo, la “Negación de sí mismo”, conduce a una alegría interior inmensa y lleva a la resurrección”.

Papa Francisco: Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor, somo mundanos. Quisiera que todos tuviéramos el valor de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la Sangre del Señor, derramada en la cruz; y de confesar la única gloria: Cristo crucificado.

Javier Echevarría “La senda que hemos de recorrer se dibuja muy clara: la ha trazado Jesucristo durante su vida terrena, y la Iglesia la conserva intacta mediante sus sacramentos y sus enseñanzas, que nos hablan de cumplir amorosamente la Voluntad del Padre. Nosotros estamos llamados a caminar por el sendero abierto por el Hijo de Dios hecho hombre, para compartir así su marcha gozosa hacia el Padre, también en los momentos de auténtico dolor”

San Josemaría Escrivá, “Hay en el ambiente una especie de miedo a la Cruz, a la Cruz del Señor. Y es que han empezado a llamar cruces a todas las cosas desagradables que suceden en la vida, y no saben llevarlas con sentido de hijos de Dios, con visión sobrenatural (…). En la Pasión, la Cruz dejó de ser símbolo de castigo para convertirse en señal de victoria. La Cruz es el emblema del Redentor: in quo est salus, vita et resurrectio nostra: allí está nuestra salud, nuestra vida y nuestra resurrección” (Via Crucis 2,5).

San Bernardo “nuestra Orden es la Cruz de Cristo”.

S. Cesáreo de Arlés, «Hay que amar al mundo, pero hay que anteponer al mundo a su creador. El mundo es bello, pero más hermoso es quien hizo el mundo. El mundo es suave y deleitable, pero mucho más deleitable es quien hizo el mundo. Por eso, hermanos amadísimos, trabajemos cuanto podamos para que ese amor al mundo no nos agobie, para que no pretendamos amar más a la criatura que a su creador. Dios nos ha dado las cosas terrenas para que le amemos a Él con todo el corazón, con toda el alma. (…) Lo mismo que nosotros amamos más a aquellos que parecen amarnos más a nosotros mismos que a nuestras cosas, así también hay que reconocer que Dios ama más a aquellos que estiman más la vida eterna que los dones terrenos» (Sermones 159,5-6).

Sta. Rosa de Lima “Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo” Vida

Pablo VI “Cargar con la Cruz es algo grande, grande… Quiere Decir afrontar la vida con coraje, sin blanduras ni vilezas; quiere decir transformar en energía moral las dificultades que nuca faltarán en nuestra existencia”

CONTO

Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:

– “Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura”.

Jesús amablemente le dijo:

– “Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti”

El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo, tomó otra pero era de un material que raspaba, buscó otra, y otra, y otra…. hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:

– “Señor, he encontrado la que más se adapta a mi, muchas gracias por el cambio que me permitiste”.

Jesús le mira sonriendo y le dice:

– “No tienes nada que agradecer, has tomado exactamente la misma cruz que traías, tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida”

CANTO

Quien pierde su vida la encuentra HNA GLENDA

BROTES DE OLIVO NO MORIRE

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela