PEJ 2022

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

PEJ 2022

CITA

«Quien busca a Jesús sin la cruz, encontrará la cruz sin Jesús»

Charles Péguy: “En la vida cristiana el que pierde, gana y el que gana, pierde”.

SAN AGUSTÍN, Pidamos al Señor la sola cosa, ésta reclamemos: habitar en la casa del Señor todos los días de nuestra vida. Todos esos días son un día eterno. (Sermones (2º) (t. X). Sobre los Evangelios Sinópticos, Sermón 65, 1-13, BAC Madrid 1983, 248-61)

“La búsqueda de Dios es la búsqueda de la felicidad. El encuentro con Dios es la felicidad misma”.

Juan Casiano Muchos que, por seguir a Cristo habían menospreciado fortunas considerables, cantidades enormes de oro y plata y magníficos dominios, después se dejaron turbar por una lima, por un punzón, por una aguja, por una pluma de escribir…La perfección se encuentra solamente en la pureza de corazón. Conf. I, 6-7

Juan Taulero Resulta lógico y plenamente justo que nosotros hagamos una renuncia total para adquirir el bien puro que es Dios, y que de este modo sigamos a nuestro Maestro… … ¡Ojalá podamos librarnos de este tipo de búsqueda que carece de trabajos, amarguras y tinieblas y encontremos la paz en todo tiempo, incluso en la desgracia! Es ahí solamente donde nace la verdadera paz, la que permanece. Sermón 21, 4º para la Ascensión

San Buenaventura, Llevado por su admirable fervor, embriagado por el Espíritu se quita hasta la ropa interior y, completamente desnudo delante de toda la asistencia, declara a su padre: “Hasta ahora te he llamado padre en la tierra; de aquí en adelante puedo decir con toda seguridad: “Padre Nuestro que estás en el cielo” ya que he confiado a él mi tesoro y entregado mi fe.” La Vida de san Francisco, Leyenda mayor, cap. 2.

San Josémaria Escrivá Os aseguro que, si no perdéis el punto de mira sobrenatural, coronaréis vuestra tarea, acabaréis vuestra catedral, hasta colocar la última piedra. Homilía 06-02-1960 en Amigos de Dios, cap. 4, n. 64-66

San Basilio, Renunciarse es, pues, desatar los lazos que nos atan a esta vida terrestre y pasajera, liberarse de las contingencias humanas, a fin de hacernos más aptos para caminar por el camino que conduce a Dios. Y para decirlo del todo, renunciarse es transportar el corazón humano a la vida del cielo, de tal manera que se pueda decir: “Nuestra patria está en e cielo” (Flp 3,20). Y, sobre todo, es empezar a ser semejante a Cristo, que por nosotros se hizo pobre, él que era rico (2C 8,9). Debemos asemejarnos a él si queremos vivir según el Evangelio. Grandes Reglas monásticas; cuestión 8.

Ignacio de Loyola, La renuncia de la voluntad propia vale más que resucitar a los muertos.

Teresa de Avila, “El que quiere conseguir todo debe renunciar a todo”

Santa Teresa del Niño Jesús, Mantengámonos, pues, muy lejos de todo lo que brilla, amemos nuestra pequeñez, deseemos no sentir nada. Entonces seremos pobres de espíritu y Jesús irá a buscarnos, por lejos que nos encontremos, y nos transformará en llamas de amor… ¡Ay, cómo quisiera hacerte comprender lo que yo siento…! La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al amor… Carta 197, del 17-09-1896.

san Juan Pablo II El hombre de hoy, en efecto, por una parte encuentra arduo abrazar y entender todas las leyes que regulan el universo material, que también son objeto de observación científica, pero, por otra parte, se atreve a legislar con seguridad sobre las cosas del espíritu, que por definición escapan a los datos físicos: “Si apenas adivinamos lo que hay sobre la tierra y con fatiga hallamos lo que está a nuestro alcance; ¿quién, entonces, ha rastreado lo que está en los cielos?

Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu espíritu santo?” (Sab 9,16-17).

Aquí se configura la importancia de ser verdaderos discípulos de Cristo porque, mediante el bautismo, Él se ha convertido en nuestra sabiduría (cfr. 1 Cor 1,30), y por lo mismo la medida de todo lo que forma el tejido concreto de nuestra vida. (Homilía de en Velletri el día 7 de septiembre de 1980)

San Luis María Grignion de Montfort Toda la perfección cristiana, en efecto, consiste en:

1º querer ser santo: el que quiera venirse conmigo,

2º abnegarse: que se niegue a sí mismo,

3º padecer: que cargue con su cruz,

4º obrar: y que me siga.

Carta a los Amigos de la Cruz II

Dietrich Bonhoeffer, “Los verdaderos cristianos, siempre serán pequeños en número. Podemos medir la membresía de la iglesia, pero nunca podemos medir el discipulado cristiano”.

San Basilio de Cesarea, “lo divino prima sobre lo humano, y que las obligaciones humanas no deben entorpecer el camino del seguimiento de Cristo”

“quien desea hacerse discípulo del Señor debe rechazar obligaciones humanas, aún cuando pudieran parecer razonables, si por su culpa se retarda lo más mínimo la obediencia debida al Señor” Sobre el bautismo, 1, 4.

SS. Francisco “Para seguir a Jesús debemos despojarnos de la cultura del bienestar y de la fascinación de lo provisional”

Si queremos seguir a Jesús de cerca, no podemos buscar una vida cómoda y tranquila. Será una vida comprometida, pero llena de alegría.

Jesús dice a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y venga conmigo”. Este es el estilo cristiano porque Jesús ha recorrido antes este camino. Nosotros no podemos pensar la vida cristiana fuera de este camino. Siempre está este camino que Él ha hecho antes: el camino de la humildad, el camino también de la humillación, de negarse a uno mismo y después resurgir de nuevo. Este es el camino. El estilo cristiano, sin cruz no es cristiano, y si la cruz es una cruz sin Jesús, no es cristiana. El estilo cristiano toma la cruz con Jesús y va adelante. No sin cruz, no sin Jesús.

“el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno” (EG 265).

…Este camino está abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anulamiento, ese camino ha sido para dar vida. (Cf. S.S. Francisco, 6 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).

San Pío de Pieltrecina “Casi todos vienen a mí para que les alivie la Cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla”.

Regnum Christi «Seguir a Cristo es difícil, pero llena el alma de felicidad. Y no hay mejor gozo que el gozo de la cruz; no hay mayor alegría que la que produce el seguir a Cristo».

Friedrich von Schiller Quien nada arriesga, nada tiene derecho a esperar.

Francisco Fernández-Carvajal “Seguir a Jesús no es compatible con todo. Hay que elegir, y renunciar a todo lo que sea un impedimento para estar con Él.”

Goethe “Debemos renunciar a nuestra existencia para existir verdaderamente.”

Ruiz de Galarreta: «No es primero la renuncia para llegar a la alegría: es primero la alegría, y de ella se derivan las renuncias».

CONTO

¡CORTA LA CUERDA!

Un alpinista, desesperado por conquistar una altísima montaña, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.

Su afán por subir lo llevó a continuar cuando ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se resbaló y se desplomó por el aire. El alpinista solo podía sentir la terrible sensación de la caída en medio de la total oscuridad. En esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan gratos de su vida. De repente, sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.

En ese momento de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que gritar: ¡¡¡AYÚDAME DIOS MIO¡¡¡

De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó:

– ¿QUE QUIERES MI HIJO?

– Sálvame Dios mío

– ¿REALMENTE CREES QUE YO TE PUEDA SALVAR?

– Por supuesto Señor

– ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE…

Aquel alpinista, aterrorizado, se aferró más aún a la cuerda.

Al siguiente día el equipo de rescate encontró al alpinista muerto, colgado de la soga … A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO…

¿Y tu? ¿Confías en Dios cuando te pide lo que parece contrario a tus intereses?, ¿Cortarías la cuerda?

Tomado de www.corazones.org

LA PIEDRA PRECIOSA

Hay una historia de un hombre que corre al encuentro de un monje que está pasando por la aldea: “¡Deme la piedra, la piedra preciosa!”

Dijo el monje: “¿De qué piedra hablas?”

El hombre: “Ayer a la noche, Dios se me apareció en un sueño y me dijo: Un monje estará pasando por la aldea mañana al mediodía, y si él le da ‘una piedra que lleva consigo, usted será el hombre más rico del país. ¡Entonces, deme la piedra!”

El monje revolvió en su hábito y sacó Un diamante, et mayor diamante del mundo, ¡del tamaño de la cabeza de un hombre! Y dijo: “¿Es ésta la piedra que quieres? Yo la encontré en el bosque ¡Tómala!”

El hombre tomó la piedra y se fue corriendo a su casa. Pero aquella noche no pudo dormir. A la mañana siguiente, muy temprano, fue adonde el monje dormía, debajo de un árbol y habiendo comprendido le dijo: “Aquí tienes de vuelta el diamante. Quiero la riqueza que nos torna capaces de verter hacia afuera la riqueza;”

Eso es lo que tenemos que descubrir si queremos hallar la alegría.

Tomado de Anthony de Mello – Caminar Sobre las Aguas

Un santo monje cuando iba a empezar una obra se quedaba un rato parado con los ojos fijos en el cielo.

– ¿Qué haces, padre? – le decían los discípulos.

Y respondía:

– ¿No han visto al saetero cómo antes de disparar su ballesta se queda un rato parado y apuntando el blanco? Pues eso hago yo. Antes de hacer una obra me paro un poco y apunto hacia Dios que es por quien la voy a hacer. Es más; lo mismo que el saetero, para apuntar mejor en el blanco, cierra el ojo izquierdo y solamente mira con el derecho. Así hago yo; procuro cerrar el ojo izquierdo a los miramientos y respetos humanos, y abro sólo el derecho de la pura y recta intención.

Así es, mis hermanos, como son meritorias las obras.

(ROMERO, F., Recursos Oratorios, Tomo II, Editorial Sal Terrae, Santander, 1959, p. 175)

Un cerdo y una gallina que compartían el mismo corral se enteraron del programa de una iglesia para alimentar a los hambrientos. El cerdo y la gallina discutieron cómo podrían ayudar. La gallina dijo: “Lo tengo. Proporcionaremos tocino y huevos para que la iglesia alimente a los hambrientos”. El cerdo pensó en la sugerencia y dijo: “Solo hay una cosa mal con tu idea de tocino y huevos. Para ti, solo requiere una pequeña contribución, pero para mí, significará un compromiso total”.

Tomado de P. Félix Jiménez

LA RENUNCIA Y LA MADUREZ

Frente a mi ventana se alinean unos curiosos árboles frutales. No maduran sus frutas para enero. Las guardan para cuando comienzan los fríos. Son los caquis. En el amanecer les escucho el ruido que hacen sus frutas pequeñas al desprenderse aún verdes del árbol. Son frutas que ellos mismos dejan caer, mucho ante de haber sido plenamente.

Quizás estos árboles se liberan simplemente de algunas posibilidades porque su instinto de frutal les dice que no podrán llevar toda su carga hasta la madurez. Han florecido ancho. Pero ahora, al ir respondiendo a las exigencias del crecimiento, reconocen que sus raíces no darán para tanta fruta. Y por eso, por fidelidad a la madurez de lo que entregarán, renuncian al número de lo que poseen.

El árbol de caquis tiene algo de original. No necesita la poda del jardinero. Lento en su crecimiento, se va agrandando en armonía. Como no exagera, no lo frenan. Y sin embargo, en el silencio del amanecer, siento rodar entre el follaje los pequeños frutos que golpean sordamente contra el suelo.

Es como si por propia decisión renunciara a ellos a fin de llevar a la madurez los que retiene. Son tantos los que caen, que aquel que sólo los observa de pasada, creería que se trata de un fracaso total. Cuando se está frente a un árbol de esta especie, no debemos preocuparnos por el número de las posibilidades a las que renuncia, sino por la fidelidad a lo que consagra su savia.

Envueltos en la neblina del amanecer los caquis lloran lágrimas verdes de frutas pequeñas, renuncia que les exige la fidelidad de lo que está destinado a madurar.

El árbol acepta el equilibrio que le impone las raíces. Porque en definitiva sólo ellas conocen las auténticas posibilidades de cada árbol. Sólo ellas están en contacto con lo fértil que las alimenta. Están hundidas profundamente en la tierra. Y a la vez el mismo árbol conoce las posibilidades de sus raíces, cosa que ignoran los demás, por ocultárselas la tierra. Por eso cuando siento a un árbol renunciar al número de sus frutas, pienso que en la noche ha dialogado con sus raíces. Lo que explica la renuncia del amanecer.

Cuando los fríos comiencen el dulzor de sus frutas será tanto, que ya nadie pensará en el pasado. La renuncia quedará en el secreto misterio de la generosidad del árbol.

Mamerto Menapace

LA RENUNCIA

Iban de viaje dos monjes, uno de los cuales practicaba la espiritualidad del ahorro, mientras que el otro creía en la renuncia.

Se habían pasado el día discutiendo acerca de sus respectivas espiritualidades, hasta que, al atardecer, llegaron a la orilla de un río.

El que creía en la renuncia no llevaba dinero consigo, y le dijo al otro:

No podemos pagar al barquero para que nos pase al otro lado, pero tampoco hay que preocuparse por el cuerpo.

Será mejor que pasemos aquí la noche alabando a Dios, y seguro que mañana encontraremos a un alma buena que nos pague la travesía.

Y dijo el otro:

A este lado del río no hay pueblo, caserío, cabaña ni refugio alguno.

Nos devorarán las bestias salvajes, o nos picarán las serpientes, o nos moriremos de frío.

Sin embargo, al otro lado del río podremos pasar la noche confortablemente y a salvo. Yo tengo dinero para pagar al barquero.

Y una vez a salvo en la otra orilla, le regañó a su compañero:

¿Has visto para lo que vale el ahorrar dinero?

Gracias a ello he podido salvar tu vida y la mía.

¿Qué nos habría ocurrido si yo hubiera sido un hombre de renuncia como tú?.

Y el otro le replicó:

Ha sido tu renuncia la que nos ha permitido cruzar el río, porque te has desprendido de parte de tu dinero para pagar al barquero, ¿no es así?

Además, como yo no llevaba dinero en mi bolsillo, tu bolsillo se ha hecho mío.

La verdad es que he observado que yo no sufro jamás, porque siempre tengo lo que necesito.

Cuento budista

ANÉCDOTA

EL VALOR DEL DINERO

Con el dinero se puede comprar:

LUJOS, pero no felicidad

DIVERSIÓN, pero no gozo

ALIMENTOS, pero no apetito

MEDICINA, pero no salud

LIBROS, pero no sabiduría

ADULADORES, pero no amistad

CASA, pero no un hogar

CAMA, pero no descanso

TUMBA, pero no el cielo…

RIQUEZAS PASAJERAS,

pero no el tesoro de vida eterna

Cierto día, el cardenal Wisseman discutía con un filósofo utilitarista sobre la excelencia de Dios. A los contundentes y clarísimos raciocinios del obispo respondía el filósofo con mucha flema: “No lo veo, yo no lo veo…”. Wisseman tuvo entonces un rasgo ingenioso. Escribió en un papel la palabra “DIOS” y colocó encima una libra esterlina. El materialista inglés abrió los ojos con sorpresa. Le dice el obispo:

– ¿Qué ve usted?

– Una libra esterlina.

– ¿Nada más?

– Nada más.

Muy tranquilo entonces, Wisseman quitó la libra esterlina y dijo a su compañero:

– ¿Y ahora, qué ve usted?

– Veo “DIOS”.

– ¿Qué os impedía ver a Dios?

El filósofo utilitarista se calló como un muerto.

Tomado de José María Martín OSA

De un santo fraile del siglo XVII leemos: “Asiduo a los ayunos y penitencias, se excedía igualmente en la oración, de tal manera que apenas tenía trato con los hermanos. Sin embargo, algunos lo sorprendieron en su celda, cantando al son de la vihuela que siempre llevaba consigo”.

Tomado de Gustavo Vélez, mxy

En la obra «El zapato de raso» de Paul Claudel, la protagonista, cristiana fervorosa pero al mismo tiempo locamente enamorada de Rodrigo, exclama interiormente, como si le costara creerse a sí misma: «Por tanto, ¿está permitido este amor por las criaturas? ¿Verdaderamente Dios no tiene celos?». Y su ángel de la guarda le responde: «¿Cómo podría ser celoso de lo que ha hecho él mismo?» (acto III, escena 8).

Tomado de Rainiero Cantalamessa

La imagen, durísima, equivaldría a decir hoy: “El que quiera seguirme, cargue con su silla eléctrica y venga conmigo”. Con la diferencia de que la silla eléctrica no es transportable, mientras que la cruz la llevaba cada condenado hasta el lugar donde iba a morir.

Tomado de J.L. Sicre

Judas Macabeo, el año 165 a.C., derrotó al general sirio Lisias sólo con diez mil hombres, mientras que el ejército sirio contaba sesenta mil hombres, más 5000 de a caballo (1Ma_4:28-35). Hay que considerar y estimar no sólo el número de los soldados, sino también su armamento, su moral de guerra, la pericia de los oficiales, las cualidades del general en jefe. El rey se sienta y se pone a considerar. Sólo se lanza al combate si el resultado de sus reflexiones le permite esperar un desenlace favorable. De lo contrario, pide condiciones de paz y se rinde sin más.

Tomado de Alois Stöger

RENUNCIA DE GALILEO

Esta es la grandeza del amor: unir sin igualar. Y esta es a veces la verdadera tragedia del fracaso familiar: nadie puede hacernos tanto daño como los que debieron amarnos. La traición de un amigo es una traición de segunda división. La de un hermano, la de un padre o la de un hijo, ésas sí tienen fuerza para destruir el alma. Los árabes lo dicen con un hermoso refrán: “El único dolor que mata más que el hierro es la injusticia que procede de nuestros familiares”. Estos debieran ser los problemas fundamentales para todo hombre. Yo he pensado muchas veces en el verdadero drama de Galileo Galilei, de quien nos han contado sus enormes descubrimientos o sus conflictos entre la ciencia y la fe, pero de quien jamás contó nadie la soledad de su mujer (Marina Gamba), a la que abandonó en Padua cuando le ofrecieron su cátedra en Florencia, o de sus dos hijas (Livia y Virginia) a las que encerró en un convento a los once años para poder ir a triunfar y convertirse en padre del mundo. ¿Fueron felices esas tres mujeres?

Tomado de P. Juan Jáuregui Castelo

AFERRARSE A LOS BIENES CUESTA LA VIDA.

Pompeia es una ciudad antigua en Italia que fue cubierta totalmente por las cenizas calientes y la lava del volcán cercano. Al excavar la ciudad encontraron muchos cadáveres que por la capa de cenizas petrificadas se habían conservado perfectamente. Encontraron a uno rodeado de sus pertenencias a la salida de su casa. Se puede deducir que quería llevarse muchas cosas y por eso no podía pasar por la puerta de la casa. Si hubiera salido enseguida sin buscar sus cosas a lo mejor habría escapado con vida. Pero por amor a sus bienes murió.

Tomado de MSC

CHISTE

FANS DE JESÚS

En el verano de 1998 un hombre que vivía en Amsterdam fue a confesarse con su párroco.

“Padre, este es mi pecado. Durante la segunda guerra mundial di refugio a un judío muy rico para salvarle la vida de los Nazis.

El cura le dijo que había hecho una acción que exigía mucha generosidad y valentía y le preguntó: ¿por qué cree que ha cometido un pecado?

“Padre, le exigí que tenía que pagarme 200 € por cada semana que estuviera en mi casa”.

La verdad es que no debería sentirse muy orgulloso, pero lo hizo por una buena causa, le dijo el cura.

“Gracias, Padre, por su comprensión, pero tengo una pregunta más que hacerle.

¿Tengo que decirle al judío que la guerra ya ha terminado?

Tomado de P. Félix Jiménez

ORACIÓN

Para mí, Jesús es

El Verbo hecho carne.

El Pan de la vida.

La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados.

El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios.

La Palabra, para ser dicha.

La Verdad, para ser proclamada.

El Camino, para ser recorrido.

La luz, para ser encendida.

La Vida, para ser vivida.

El Amor, para ser amado.

La Alegría, para ser compartida.

El sacrificio, para ser dados a otros.

El Pan de Vida, para que sea mi sustento.

El Hambriento, para ser alimentado.

El Sediento, para ser saciado.

El Desnudo, para ser vestido.

El Desamparado, para ser recogido.

El Enfermo, para ser curado.

El Solitario, para ser amado.

El Indeseado, para ser querido.

El Leproso, para lavar sus heridas.

El Mendigo, para darle una sonrisa.

El Alcoholizado, para escucharlo.

El Deficiente Mental, para protegerlo.

El Pequeñín, para abrazarlo.

El Ciego, para guiarlo.

El Mudo, para hablar por él.

El Tullido, para caminar con él.

El Drogadicto, para ser comprendido en amistad.

La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga.

El Preso, para ser visitado.

El Anciano, para ser atendido.

Para mí, Jesús es mi Dios.

Jesús es mi Esposo.

Jesús es mi Vida.

Jesús es mi único amor.

Jesús es mi Todo.

Teresa de Calcuta Ven, sé mi Luz: Las cartas privadas de la santa de Calcuta.

Ven, Espíritu Santo,

dame tu gracia para saber renunciar a todo lo que pueda distraer mi oración,

porque quiero seguirte y vivir centrado en Ti,

trabajar por Ti, sufrir por Ti, gozar por Ti, amar por Ti

y buscarte en todo y siempre.

Jesús, dame un amor ardiente y personal a tu Divino Corazón

para que nada, ni nadie, sea más importante en mi vida.

Jesús, gracias por este momento de oración.

Aumenta mi fe para poder seguir el camino que me propones.

Quiero ser tu discípulo, abrazar, por amor a Ti,

los problemas y el sufrimiento que pueda encontrar el día de hoy, sabiendo que Tú estás conmigo

y que todo tiene valor y recompensa,

si es hecho por amor a Dios y a los demás.

*Fuente: Catholic.net

CANTO

Hay que dejarlo todo – Acto12 feat Valeria Boccacci

Delegación para el Clero de Santigo de Compostela