XIX Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

« ¡ Si que “me trago” lo que TU dices!»

S.Son

San Ignacio de Antioquía El Pan eucarístico, fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte.

San Justino: «Porque este pan y este vino han sido, según la expresión antigua “eucaristizados”, “llamamos a este alimento Eucaristía y nadie puede tomar parte en él si no cree en la verdad de lo que se enseña entre nosotros, si no ha recibido el baño para el perdón de los pecados y el nuevo nacimiento, y si no vive según los preceptos de Cristo”».

San Agustín: La eucaristía es un banquete en el que comemos con Cristo, comemos a Cristo, y somos comidos por Cristo.

“Nadie se alimenta de esta carne antes de haberla adorado”.

Parum est voluntate, etiam voluptate traheris, Dios te atrae no sólo de modo que tú mismo llegues a quererlo, sino hasta de manera que gustes de ser atraído (In Io. Evang. Tr. 26, 4)

Quienes se nutren de Cristo morirán con la muerte terrena y temporal, pero vivirán eternamente, porque Cristo es la vida imperecedera.

“La inteligencia es el fruto de la fe. Por lo tanto no trates de entender para creer, sino cree para entender”(In Io. Evan. Tr. 29, núm. 6)

«Quien quiere vivir sabe donde está su vida y sabe de dónde le viene la vida. Que se acerque y que crea, y que se incorpore a este cuerpo, para que tenga participación de su vida…» (Tratado 26,12 y 15 sobre el Evangelio de San Juan).

¿Quieres tú recibir la vida del Espíritu de Cristo? Incorpórate al Cuerpo de Cristo… El mismo Cuerpo de Cristo no puede vivir sino del Espíritu de Cristo. (Tratado sobre el Evangelio de San Juan 26,13).

San Juan Crisóstomo «Se llama a sí mismo Pan de la Vida, porque encierra en sí nuestra vida toda, tanto la presente como la venidera».

San Beda «El Señor concedió este pan cuando instituyó el sacramento de su Cuerpo y su Sangre y lo dio a sus discípulos y cuando se ofreció a Dios Padre en el ara de la cruz. Cuando dice: “Por la vida del mundo”, no debemos entender que por los elementos, sino por todos aquellos que se designan en el nombre del mundo».

Orígenes «éste es el verdadero alimento, la carne de Cristo, el cual, siendo la Palabra, se ha hecho carne para nosotros» ().

Cuando comes la carne y bebes la sangre del Señor, entonces el Señor entra en tu casa; y tu, lleno de humildad, di: Señlor, no soy digno. . . ( Catena Aurea, volt 1P 475).

San Ambrosio: El remedio de nuestra necesidad cotidiana.

San Basilio, El comulgar cada dia y participar del cuerpo y sangre de Cristo es bueno y muy util (Epistola 93).

San Alberto Magno, A todos los que reciben este sacramento de la Eucaristía se les trasmite la plenitud y la abundancia de todas las gracias. (Obras Selectas , Ed. Lumen, 2ª Ed., Bs. As., 1993, Pág. 102-108)

Santo Tomás de Aquino, en su conocida antífona llama a la Eucaristía “cibus viatorum”, manjar de los peregrinos!

San Juan de la Cruz Aquesta eterna fonte está escondida / en este vivo pan por darnos vida, / aunque es de noche (Cantar del alma que conoce a Dios por fe).

Santa Teresa, “Cuando comulgaba… desocupábase de todas las cosas exteriores cuanto le era posible y entrábase con él” (C 34,7).

Si no es por nuestra culpa, no moriremos de hambre; que de todas cuantas maneras quisiere comer el alma hallará en el Santísimo Sacramento sabor y consolación (C 34,2).

San Alfonso María de Ligorio Habrá quien diga: por eso, precisamente, no comulgo más a menudo, porque me veo frío en el amor. Y, ¿por qué te ves frío quieres alejarte del fuego? Precisamente porque sientes helado tu corazón debes acercarte más a menudo a este Sacramento, siempre que alimentes sincero deseo de amor a Jesucristo. “Acércate a la Comunión ‑dice san Buenaventura‑ aun cuando te sientas tibio, fiándolo todo de la misericordia divina, porque cuanto más enfermo se halla uno, tanta mayor necesidad tiene de médico”.

San Lorenzo de Brindisi «Para llevar una vida espiritual, que nos es común con los ángeles y los espíritus celestes y divinos, es necesario el pan de la gracia del Espíritu Santo y de la caridad de Dios» ()

Santo Cura De Ars, Ningun acto enriquece tanto a nuestro cuerpo en orden al cielo, como la Sagrada Comunion (Sermón sobre la Comunion).

Calvino escribió sobre la presencia de Jesucristo en la Eucaristía: “prefiero experimentarla a entenderla”.

Teresa de Calcuta: “Para mí, Jesús es:… El Pan de Vida, para que sea mi sustento. El Hambriento, para ser alimentado…”.

San Padre Pío de de Pietrelcina Hijos míos, nada es demasiado a la hora de prepararnos para la santa comunión.

Concilio Vaticano II: Dios quiso manifestarse a Sí mismo y sus planes de salvar al hombre, para que el hombre se haga partícipe de los bienes divinos, que superan totalmente la inteligencia humana” (n. 6).

“Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede ‘a todos gusto en aceptar y creer la verdad'(Dei Verbum n. 5).

«La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla» (Gaudium et Spes, 16).

Sagrada Eucaristía es «sacramento de piedad, señal de unidad, vínculo de caridad, convite Pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura»

Nuestro Salvador, en la última cena, la noche que le traicionaban, instituyo el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz, y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad, banquete pascual, en el cual se recibe como alimento a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera (Const. Sacrosanctum Conci/ium,47).

Catecismo, nº 259«(…) Toda la vida cristiana es comunión con cada una de las Personas divinas, sin separarlas de ningún modo (…)»

El discurso del Pan de Vida anuncia la Eucaristía

1338: Los tres evangelios sinópticos y S. Pablo nos han transmitido el relato de la institución de la Eucaristía; por su parte, S. Juan relata las palabras de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, palabras que preparan la institución de la Eucaristía: Cristo se designa a sí mismo como el Pan de Vida, bajado del cielo.

1339: Jesús escogió el tiempo de la Pascua para realizar lo que había anunciado en Cafarnaúm: dar a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre.

En la Comunión recibimos a Cristo, Pan de Vida

1355: En la Comunión, precedida por la oración del Señor y de la fracción del pan, los fieles reciben «el pan del cielo» y «el cáliz de la salvación», el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se entregó «para la vida del mundo» (Jn 6, 51).

1373 “Cristo Jesús… está presente de múltiples maneras en su Iglesia… pero, sobre todo, está presente bajo las especies eucarísticas” ().

1392: Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la Comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual. La comunión con la Carne de Cristo resucitado, «vivificada por el Espíritu Santo y vivificante», conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la Comunión Eucarística, Pan de nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.

«Tomad y comed todos de él»: la comunión

1384: El Señor nos dirige una invitación urgente a recibirle en el sacramento de la Eucaristía: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros» (Jn 6, 53).

1385: Para responder a esta invitación, debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. S. Pablo exhorta a un examen de conciencia: «Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo» (1 Cor 11, 27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar.

«Danos nuestro pan de cada día»

2837: «De cada día». La palabra griega, «epiousios», sólo se emplea en el Nuevo Testamento. Tomada en un sentido temporal, es una repetición pedagógica de «hoy» (ver Ex 16, 19-21) para confirmarnos en una confianza «sin reserva». Tomada en un sentido cualitativo, significa lo necesario a la vida, y más ampliamente cualquier bien suficiente para la subsistencia (ver 1 Tim 6, 8). Tomada al pie de la letra [epiousios: «lo más esencial»], designa directamente el Pan de Vida, el Cuerpo de Cristo, «remedio de inmortalidad» (S. Ignacio de Antioquía, Eph. 20, 2) sin el cual no tenemos la Vida en nosotros (ver Jn 6, 53-56). Finalmente, ligado a lo que precede, el sentido celestial es claro: este «día» es el del Señor, el del Festín del Reino, anticipado en la Eucaristía, en que pregustamos el Reino venidero. Por eso conviene que la liturgia eucarística se celebre «cada día».

San Juan Pablo II La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia.

La Iglesia vive del Cristo eucarístico, de Él se alimenta y por Él es iluminada. Ecclesia de Eucharistia

En la Eucaristía, “Cristo nos recibe a cada uno de nosotros” Encíclica Ecclesia de Eucharistia

El hombre tiene necesidad extrema de saber si merece la pena nacer, vivir, luchar, sufrir y morir, si tiene valor comprometerse por algún ideal superior a los intereses materiales y contingentes, si, en una palabra, hay un “porqué” que justifique su existencia. 5 de agosto de 1979,

Ser cristiano «no se trata solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: adherirse a la persona misma de Jesús, compartir su vida y su destino, participar de su obediencia libre y amorosa a la voluntad del Padre» (Veritatis splendor, 19).

Y como «seguir a Cristo no es una imitación exterior», sino que «afecta al hombre en su interioridad más profunda» (Veritatis splendor, 21)

Benedecto XVI san Agustín dice en las Confesiones sobre el Logos eterno, alimento del alma, poniendo de relieve su carácter paradójico, el santo Doctor imagina que se le dice: « Soy el manjar de los grandes: crece, y me comerás, sin que por eso me transforme en ti, como el alimento de tu carne; sino que tú te transformarás en mí ». En efecto, no es el alimento eucarístico el que se transforma en nosotros, sino que somos nosotros los que gracias a él acabamos por ser cambiados misteriosamente. Cristo nos alimenta uniéndonos a él; « nos atrae hacia sí ». Sacramentum Caritaris: Forma eucarística de la vida cristiana n. 70

La Eucaristía es el medio, el instrumento de esta transformación recíproca, que tiene siempre a Dios como fin y como actor principal: él es la Cabeza y nosotros los miembros, él es la Vid y nosotros los sarmientos. Quien come de este Pan y vive en comunión con Jesús dejándose transformar por él y en él, está salvado de la muerte eterna: ciertamente muere como todos, participando también en el misterio de la pasión y de la cruz de Cristo, pero ya no es esclavo de la muerte, y resucitará en el último día para gozar de la fiesta eterna con María y con todos los santos. (Angelus, 16 agosto 2009)

Papa Francisco, Esta fe nuestra en la presencia real de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, en el pan y en el vino consagrados, es auténtica si nos comprometemos acaminar detrás de Él y con Él. Adorar y caminar: un pueblo que adora es un pueblo que camina. Caminar con Él y detrás de Él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que dio a los discípulos precisamente en la última Cena: «Como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn 13, 34). El pueblo que adora a Dios en la Eucaristía es el pueblo que camina en la caridad. Adorar a Dios en la Eucaristía, caminar con Dios en la caridad fraterna.».. Misa en Marina di Sibari. Sábado 21 de junio de 2014.

«Creemos a » Jesús cuando aceptamos su Palabra, su testimonio, porque él es veraz (cf. Jn 6,30). « Creemos en » Jesús cuando lo acogemos personalmente en nuestra vida y nos confiamos a él, uniéndonos a él mediante el amor y siguiéndolo a lo largo del camino (cf. Jn 2,11 Jn 6,47 Jn 12,44). Lumen Fidei 18,

«Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de preocupación por los necesitados, en la certeza de que el Señor realizará aquello que nos ha prometido: la vida eterna»

Abraham Lincoln Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años. (1808-1865) Político estadounidense.

Oscar Wilde Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.

Séneca La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.

CONTO

El MENDIGO Y EL PAN

Se me acercó, un día, un mendigo y me dijo: “Quiero pan”.

“Qué listo eres”, le dije. “Lo que necesitas es pan y has encontrado la mejor panadería de la ciudad.” Cogí de la estantería un libro de cocina y empecé a decirle todo lo que sabía sobre el pan. Le hablé de la harina y del trigo, de las medidas y cantidades y de las distintas recetas. Cuando le miré me sorprendió que no sonriera. “Sólo quiero pan”, me dijo.

“Qué listo eres”, alabo tu gusto. Sígueme y te enseñaré la panadería. No encontrarás una como ésta. Tenemos pan para todos los gustos. Pero déjame que te enseñe lo mejor: nuestro salón de la inspiración. Sabía que estaba conmovido cuando lo introduje en el auditorio con sus magníficas vidrieras.

El mendigo no dijo nada. Subí al podio y adopté la pose de orador. La gente de la redonda viene a escucharme y una vez a la semana a mis trabajadores, aquí reunidos, les leo las recetas del libro de cocina de la vida.

Le pregunté al mendigo, sentado en la primera fila si quería escucharme. “No” dijo, pero quisiera un trozo de pan”.

“Lo que tengo que decirte ahora es muy importante” le dije cuando salimos afuera.

A lo largo de la calle encontrarás muchas panaderías pero aunque lo que hacen lo llamen pan no es verdadero pan, no está hecho según el libro.

El mendigo se giró y se marchó. ¿No quieres pan le pregunté? Me miró, se encogió de hombros y dijo: “Creo que he perdido el apetito”.

“Qué vergüenza”, me dije. “El mundo ya no está preparado para el pan verdadero”.

Tomado de P. Félix Jiménez

LOS ZAPATOS  

Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones.

Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.

El alumno dijo al profesor:

-Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.

-Mi querido amigo -le dijo el profesor-, nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.

Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos.  El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo.

Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda.  Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado.  Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar.

Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.

Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.

El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas.

-Ahora- dijo el profesor- ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?

El joven respondió:

-Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré.  Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir.

Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías

ANÉCDOTA

GARANTÍA DE ALIMENTO

Cuando la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin, los ejércitos aliados reunieron a muchos huérfanos hambrientos. Fueron colocados en campamentos donde estaban bien alimentados.

A pesar de la excelente atención, durmieron mal. Parecían nerviosos y asustados. Finalmente, a un psicólogo se le ocurrió la solución. A cada niño se le dio un trozo de pan para que lo sostuviera después de que lo acostaran. Este pedazo de pan en particular era para sostenerlo, no para comerlo.

El trozo de pan produjo maravillosos resultados. Los niños se fueron a la cama sabiendo instintivamente que tenían pan para comer al día siguiente. Esa garantía les dio a los niños un sueño reparador y tranquilo. (Charles Allen en su libro La psiquiatría de Dios)

CARDENAL LERCARO

Tenía en el frontis del altar de su capilla privada un interrogante interpelador: Si compartimos el pan del cielo, ¿cómo no vamos a compartir el pan de la tierra?.

Tomado de Juan Jáuregui Castelo

SALMO 33.

Es un texto prodigioso, de máxima actualidad y que puede servir como receta para nuestra oración diaria. El Salmo 33 debe ser leído con mucha atención. Dice. «Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias». Y así fue para mí. Los versos del Salmo son como una narración personal. La angustia está siempre muy presente en los humanos. Y ese mal nos hace vivir peor. El Salmo 33 parece una obra moderna, como si hubiera sido escrito a la medida de nuestra época plena de estrés y sobrado de angustias. Reconozco tener una especial predilección por dicho Salmo. En cierta ocasión, todavía a medio convertir, en un momento grave y difícil, tras la lectura –casi accidental e imprevista del mismo—se produjo el cambio. Me problema se había resuelto de manera casi inmediata o, al menos, yo vi la solución ahí.

Ángel Gómez Escorial

CHISTE

Dios está mirando Los niños se alinearon en la cafetería de una escuela católica para el almuerzo.

En la cabecera de la mesa había una gran pila de sándwiches. La monja hizo una nota y la puso en la bandeja de el sándwich:

“Toma solo UNO. Dios está mirando”.

Avanzando más en la línea del almuerzo, en el otro extremo de la mesa había una gran pila de galletas con chispas de chocolate. Un niño había escrito una nota,

“Toma todo lo que quieras. Dios está mirando los sándwiches”.

POEMA

¡Ay que larga es esta vida! / ¡qué duros estos destierros! / ¡esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, / que me muero porque no muero.

Santa Teresa de Jesús

“Publica, lengua, y canta

el misterio del cuerpo glorioso

y de la sangre santa

que dio por mi reposo

el fruto de aquel vientre generoso.

A todos nos fue dado,

de la purísima María

por todos engendrado;

y mientras acá vivía

su celestial doctrina esparcía.

De allí en nueva manera

dio fin maravilloso a su jornada

la noche ya postrera,

la noche deseada,

estando ya la cena aparejada.

Convida a sus hermanos,

y, cumplida la sombra y ley primero,

con sus sagradas manos

por el legal cordero

les da a comer su cuerpo verdadero.

Aquella criadora

Palabra, con palabra, sin mudarse,

lo que era pan agora

en carne hace tornarse

y el vino en propia sangre trastornarse.

Y puesto que el grosero

sentido se acobarda y desfallece,

el corazón insano

por ello no enflaquece,

porque la fe le anima y favorece.

Honremos pues, echado

por tierra, tan divino sacramento,

y queden desechados,

pues vino el cumplimiento,

los ritos del antiguo Testamento.

Y si el sentido queda

pasmado de tan alta y nueva cosa,

lo que él no puede pueda,

ose lo que él no osa,

la fe determinada y animosa.

¡Gloria al Omnipotente,

y al gran Engendrador y al Engendrado,

y al inefablemente

de entrambos inspirado

igual loor, igual honor sea dado! Amén”.

(De la Liturgia de la Horas)

ORACIÓN

EN BUSCA DE DIOS

¡Te necesito, Señor!,

porque sin Ti mi vida se seca.

Quiero encontrarte en la oración,

en tu presencia inconfundible,

durante esos momentos en los que el silencio

se sitúa de frente a mí, ante Ti.

¡Quiero buscarte!

Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado;

en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,

y en la profundidad de un bosque

que protege con sus hojas los latidos escondidos

de todos sus inquilinos.

¡Necesito sentirte alrededor!

Quiero encontrarte en tus sacramentos,

En el reencuentro con tu perdón,

en la escucha de tu palabra,

en el misterio de tu cotidiana entrega radical.

¡Necesito sentirte dentro!

Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,

en la convivencia con mis hermanos;

en la necesidad del pobre

y en el amor de mis amigos;

en la sonrisa de un niño

y en el ruido de la muchedumbre.

¡Tengo que verte!

Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,

en las capacidades que me has dado,

en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,

en mi trabajo y mi descanso

y, un día, en la debilidad de mi vida,

cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo.

(Teilhard de Chardin)

MEDITACIÓN

“Cuando escuchas: „Nadie viene a mí si no es atraído por el Padre‟, no pienses que es atraído en contra de su voluntad. También el amor es una fuerza que atrae al alma.

No tenemos que temer la censura de cuantos están a pesar de las palabras, pero son incapaces de entender las cosas de Dios. Ellos podrían decirnos a propósito de esta afirmación del Evangelio: ¿Cómo es que yo puedo creer con libre voluntad si soy atraído?

Yo les respondo: No solamente es atraído por medio de la voluntad, sino también por el placer. ¿Qué significa ser atraído por el placer? „Pon en el Señor tu alegría, y él te dará lo que pide tu corazón‟ (Salmo 36,4). Hay un cierto placer del corazón para el cual es dulce aquel pan celestial.

Si el poeta puede decir: „cada cual es atraído por su placer‟ (Virgilio, El., 2) –dice placer, no necesidad; alegría y no obligación-, ¿con cuánta mayor razón no podemos decir que es atraído por Cristo el hombre que encuentra su deleite en la verdad, en la felicidad, en la justicia, en la vida eterna, en todo aquello, en fin, que es el propio Cristo? Si los sentidos del cuerpo tienen sus placeres, ¿por qué razón el alma no habría de tener los suyos?”.

(San Agustín, Comentario sobre Juan 26.4)

LA DIFICULTAD DEL CAMINO

1. – Si Elías hubiera vivido en nuestros tiempos le habríamos enviado a un psiquiatra, porque lo que tenía era una gran depresión, cansado del trabajo que Dios le había encomendado, harto de los hombres y de si mismo, con una gran angustia por la persecución de Jezrael, que no encuentra otra solución a sus problemas que la muerte, y sin ánimo más que para estar tumbado y dormir.

Pero Dios no le deja solo. Le deja dormir velando su sueño, le da fuerzas dándole alimento y le anima a caminar porque Él va a estar constantemente a su lado.

2. – También a nosotros se nos hace insoportable el camino, hartos de luchar, hartos de los demás y de nosotros mismos, hasta enfadados con Dios… y el camino de la vida se nos hace largo.

* Largo porque en vez de caminarlo lo dormimos y así siempre estamos en el mismo sitio con todo el camino por hacer.

* Largo porque no miramos más que las piedras con que tropezamos, cuando deberíamos mirar hacia arriba, hacia esa cima cada vez más cercana de esa vida que Jesús nos promete y que ya llevamos dentro por nuestra Fe en Él.

* Largo porque no sabemos gozar de las pequeñas maravillas que bordean el sendero: la florecilla silvestre, el arroyuelo cantarín, la mariposa llena de color, una bonita amistad.

* Largo porque lo andamos sin alegría… y cantando se pasa mejor en la vida.

* Largo porque nos empeñamos en caminarlo en ayunas, sin acudir al pan que da vida y energía, y que Jesús nos ha dejado en la Eucaristía

* Largo sobre todo porque nos empeñamos en recorrerlo solos, lejos de una mano amiga que nos ayude en las cuestas arriba.

“Tabi wa michizure” dice el dicho japonés. El camino se hace suave o se hace insoportable dependiendo del compañero que lo comparte con nosotros. Y Jesús se ha hecho nuestro compañero.

3. – Jesús no nos va a llevar por autopistas bien asfaltadas. Jesús es pastor y nos lleva por senda de montaña. Pero va delante, haciendo el camino, y dándonos la mano para que la subida se nos haga suave y agradable. “El que quiera venir conmigo que me siga…”, porque él va delante.

Pidamos en la Eucaristía que sepamos encontrar en ella el alimento que nos da energía y vitalidad, y que también encontremos al compañero de nuestro largo camino.

José María Maruri, S. J.

CANTO

Pan de Vida Nueva MARCO FRISINA

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela