Vida Consagrada, bajo el signo de la consolación de Dios “Curso ISCCR”

Monseñor Sánchez Monge abrió el curso “El reto de la Fe y el desafío de la Nueva Evangelización”, con su conferencia “Hacia el Año de la Vida Consagrada: retos y desafíos”

El obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Manuel Sánchez Monge, abrió este martes el curso “El reto de la Fe y el desafío de la Nueva Evangelización”, organizado por el Instituto Superior Compostelano de Ciencias Religiosas (ISCCR). La jornada se inició con una intervención de Andrés Fernández Farto, coordinador del curso y secretario del ISCCR, en la que glosó los objetivos que se persiguen con esta iniciativa.

La intervención de monseñor Sánchez Monge estuvo dedicada al tema “Hacia el Año de la Vida Consagrada: retos y desafíos”. El obispo de Mondoñedo-Ferrol resaltó la función de los consagrados, a los que animó a “hacer memoria con gratitud, abrazar el futuro con esperanza y vivir el presente con pasión”. Aseguró, además, que “mostrar la alegría de la vida consagrada” pasar por el encuentro personal con Cristo. “En el mundo con frecuencia”, indicó, “viene a faltar la alegría. No estamos llamados a realizar gestos épicos ni a proclamar palabras altisonantes, sino a testimoniar la alegría que proviene de la certeza de sentirnos amados y de la confianza de ser salvados”. Para el obispo ferrolano, “todo cristiano, sobre todo nosotros, estamos llamados a ser portadores de este mensaje de esperanza que da serenidad y alegría: la consolación de Dios, su ternura para con todos. Pero sólo podremos ser portadores si nosotros experimentamos antes la alegría de ser consolados por Él, de ser amados por Él”.

 Monseñor Sánchez Monge indicó, también, que los consagrados han de hacer “memoria agradecida” de su historia personal y “verificarla a la luz del amor de Dios”, porque si “la vocación es siempre iniciativa suya, a nosotros nos corresponde la adhesión libre a la economía divino-humana, como relación de vida en el ágape, camino de discipulado, “luz en el camino de la Iglesia”. 

El obispo de Mondoñedo explicó que “al llamarnos, Dios nos hace entrar en su descanso, y nos pide descansar en Él, como proceso continuo de conocimiento de amor. Resuena para nosotros la Palabra tú te afanas y preocupas por muchas cosas (Lc 10,41). En la via amoris caminamos en una nueva vida: la vieja criatura renace a vida nueva. El que está en Cristo, es una nueva creación (2 Co 5,17)”. 

Monseñor Sánchez Monge pidió, igualmente, a los consagrados examinar su vocación a la luz del decreto Perfectae caritatis, en el contexto del cincuentenario del Concilio Vaticano II, y tener presente que en la fidelidad a la llamada de Dios se puede construir un “futuro esperanzado”.

“En un mundo de desconfianza”, apuntó, “desaliento, depresión, en una cultura en donde hombres y mujeres se dejan llevar por la fragilidad y la debilidad, el individualismo y los intereses personales, se nos pide introducir la confianza en la posibilidad de una felicidad verdadera, de una esperanza posible, que no se apoye únicamente en los talentos, en las cualidades, en el saber, sino en Dios. A todos se nos da la posibilidad de encontrarlo, basta buscarle con corazón sincero. Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo esperan una palabra de consolación, de cercanía, de perdón y de alegría verdadera. Somos llamados a llevar a todos el abrazo de Dios, que se inclina con ternura de madre hacia nosotros: consagrados, signo de humanidad plena, facilitadores y no controladores de la gracia, bajo el signo de la consolación”.

El obispo ferrolano invitó a los consagrados a vivir su historia personal con “disponibilidad carismática y misionera”, bajo el signo de la pobreza, y con afán contemplativo, en el que se  “reconoce todo lo bueno que nos rodea, se cultiva el asombro ante lo nuevo, se privilegia la admiración y se hace incesante la acción de gracias”, apostando siempre por una “vida fraterna gozosamente vivida”.

Para el próximo martes, día 14 de octubre, está prevista la intervención de José Manuel Domínguez Prieto, doctor en Filosofía y padre de familia, sobre “Sociedad, familia y escuela ante la emergencia educativa”.


Barca de Santiago / 2014