¡Ven, Espíritu!

«El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida». No, Dios no da el Espíritu con medida. No, Cristo no se entregó a medias. Se entregó del todo.
Hasta abrir su Corazón en la cruz y mostrarnos la locura de su Amor.
Este Amor que nos quiere colmar aún más habitando en nosotros, siendo
uno con nosotros. No nos cansemos de invocar al Dador de todo don, al
Espíritu Santo, que descienda y renueve todo lo que tenga que renovar.


Pbro. Glenn Gómez, interpretado por Dos y ÉlEspíritu Santo  https://youtu.be/HF_9SWqTZys


Elena Fernández Andrés · https://twitter.com/poverellacm



Estamos en la II Semana de Pascua, tiempo de testigos, de abrirnos al
Espíritu Santo y descubrir que Dios es novedad. Lo leemos todos los
días en los Hechos de los Apóstoles. Es tiempo de renovar nuestra confianza en Jesucristo.
Mirar al futuro con confianza. Pedro proclamaba: «Oro y plata no tengo,
lo que tengo te doy. En nombre del Señor Jesús, levántate y anda». Las Dominicas de Lerma
nos lo comparten así: «Sobre la mesa habían quedado cosas sin terminar.
Eran nuestros proyectos. Los proyectos en los que tanto habíamos estado
trabajando, y nos quedaba poco para terminar… pero llegó la pandemia.
No habíamos vuelto por el taller desde que empezó el confinamiento.
Estaba todo como lo dejamos. Y aquellos proyectos, que parecían tan
importantes, ahora han quedado atrás para dejar paso a otros nuevos.
Todos nos hemos tenido que “recolocar” en esta situación. Mucho ha
cambiado, y hay cosas que han quedado atrás. Pero, ¿sabes? Cristo es el
Señor de la Vida. No le gusta la nada, el vacío… Si hace hueco, ¡es
porque quiere llenarlo! A Él nunca se le agotan las posibilidades. “Sal
de tu tierra, de la casa de tu padre, al lugar que yo te mostraré”, le
dijo a Abraham. A nuestro padre en la fe se le pidió que dejase atrás
todo su mundo conocido, toda su seguridad, para ir “al lugar que yo te
mostraré”. No está mal la indicación, ¿verdad? ¿Qué sitio es ese? ¿Hacia
dónde hay que ir? Bueno, en realidad Cristo solo te indica que te
pongas en camino, que confíes en Él. Su promesa es iluminar el siguiente
paso que tienes que dar. Personalmente, preferiría ver el camino entero
y contar además con un mapa… pero veo que esta es la forma de confiar y
de aprender a mirar cada mañana a Cristo para preguntarle: “¿A dónde
vamos hoy?”.

El reto es entregar el pasado y el futuro al Señor. En estos momentos de
tanta incertidumbre, pueden aparecer miedos sobre lo que vendrá,
nostalgia de lo que fue… ¡pero el Señor actúa en el presente! Deja en
Sus manos lo que ha quedado atrás, confía y ábrete a las posibilidades
que te ofrezca en el día de hoy. ¡Jesús cuenta contigo! ¿Estás dispuesto
a dejar atrás tu tierra, tus planes… para ser su instrumento en donde
Él te muestre?


Montse de Javier · Comunidade Caná

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