Solemnidad de la Ascensión del Señor

CITA

S. Pablo VI «El hombre actual escucha a los que dan testimonio más gustosamente que a los maestros, o si escucha a los maestros es porque dan testimonio» (Pablo VI, discurso a los miembros del Consilium de Laicis, 2 de octubre de 1974; AAS 66, 1974, pág. 568; cf. Evangeliinuntiandi, 41; AAS 68, 1976, pág. 31).

S. Juan Pablo II “Así pues, la Ascensión es una epifanía trinitaria, que indica la meta hacia la que se dirige la flecha de la historia personal y universal. Aunque nuestro cuerpo mortal pasa por la disolución en el polvo de la tierra, todo nuestro yo redimido está orientado hacia las alturas y hacia Dios, siguiendo a Cristo como guía”.Catequesis: Audiencia General, 24-05-2000

Benedicto XVI “El «cielo», la palabra cielo no indica un lugar sobre las estrellas, sino algo mucho más osado y sublime: indica a Cristo mismo, la Persona divina que acoge plenamente y para siempre a la humanidad, Aquel en quien Dios y el hombre están inseparablemente unidos para siempre. El estar el hombre en Dios es el cielo. Y nosotros nos acercamos al cielo, más aún, entramos en el cielo en la medida en que nos acercamos a Jesús y entramos en comunión con él. Por tanto, la solemnidad de la Ascensión nos invita a una comunión profunda con Jesús muerto y resucitado, invisiblemente presente en la vida de cada uno de nosotros”.

K. Rahner  llamaba a la fiesta de la Ascensión“la fiesta del porvenir del mundo”

ErnsJiinger: «Pronto suce­derá que nadie sabrá ni hablará de ti o de mí. Otros vivirán en estos lugares, y nadie nos echará en falta.»

DITO

Dicen que no se siente la despedida… Dile a quien te lo cuente que se despida…

CONTO

Andrés era un joven prometedor que sacó la carrera de Informática con un currículum brillantísimo. Pero él destacaba también por ser un buen compañero y ayudar a sus amigos en los estudios.

Pronto pudo colocarse en la empresa número uno de programación del país. Empezó teniendo una pequeña mesa con una computadora desde la que hacía su trabajo. E igualmente Andrés seguía destacando por ser un buen compañero de trabajo. Todos los que estaban a su lado se encontraban muy cómodos con él. Su esfuerzo y dedicación le ayudó a Andrés a conseguir el puesto de encargado de una sección de la empresa. Sus compañeros de trabajo le seguían sintiendo cercano y detallista con ellos.

A los dos años este joven consiguió ascender aún más y formó parte del equipo directivo. La relación con sus amigos y empleados no cambió. Siempre tenía tiempo para salir con ellos, para escucharles cuando le venían con algún problema, para interesarse por sus familias…

Un día, los empleados se levantaron con la noticia en el periódico de que Don Andrés era el máximo accionista de su empresa. Sí, sí, ya no era Andrés, era Don Andrés. Pero las cosas no cambiaron. El ambiente en la empresa era muy bueno. Había familiaridad, respeto, buen trato, amabilidad. Todos los días por las bocinas del trabajo Don Andrés daba los buenos días a sus empleados.

En una ocasión, Margarita, la empleada más antigua de la empresa, sorprendida por el buen trato que su jefe le daba siempre, le dijo: “Mire, Don Andrés, usted es como Jesús de Nazaret que, aunque subió a los cielos, nunca dejó solos a sus discípulos”.

CANTO

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela