Scicluna, experto en la lucha contra los abusos, ofrece «sugerencias prácticas» a la hora de actuar

Tras el discurso inaugural del Papa Francisco ha dado comienzo la cumbre de protección de menores que se alargará hasta el próximo sábado. Han sido Charles Scicluna,
arzobispo de Malta, subsecretario de la Congregación para la Doctrina
de la Fe y experto en la lucha contra los abusos, así como el cardenal Luis Tagle, arzobispo de Manila, los que han leído a los presentes los primeros informes.

Scicluna ha sido el primero en tomar la palabra, donde ha remarcado
la importancia de que los líderes de la Iglesia colaboren con las
autoridades civiles durante los procesos que se produzcan por las
acusaciones de abusos a menores. “Se nos ha confiado el cuidado de
nuestro pueblo, es nuestro deber sagrado, por lo tanto, proteger a
nuestro pueblo y garantizar la justicia cuando se ha abusado de ella
”, afirmó, tal y como recoge Aciprensa.

Consejos prácticos para luchar contra los abusos

El arzobispo maltés compartió consejos prácticos marcados “por la
prudencia y la preocupación para salvaguardar a los niños y jóvenes”.

En primer lugar, se refirió a cómo denunciar una conducta sexual inapropiada y destacó que es fundamental que “la comunidad sepa que tiene el deber y el derecho de denunciar la mala conducta sexual de una persona a la diócesis o a la orden religiosa”.

Por otro lado, el Secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe animó a “respetar los protocolos establecidos y respetar también las leyes civiles”
así como también dijo que es fundamental que las acusaciones se
investiguen con ayudas de expertos y que la investigación se concluya
“sin demoras innecesarias”.

En esta línea, el Prelado destacó la importancia de que las autoridades eclesiásticas tomen las decisiones “en forma colegial” y cuenten con la asesoría de expertos
para que los obispos puedan acompañar pastoralmente a las víctimas, a
los sacerdotes acusados, a la comunidad de los fieles y a la sociedad en
general. Para ello, animó a escuchar y a acompañar a las víctimas que
es como “un Via Crucis que no debemos perder”.

Los casos deben remitirse a Roma

“El resultado de la investigación de la mala conducta sexual del clero a menores de 18 años debe ser remitido a la Congregación para la Doctrina de la Fe
y, en este caso, el ordinario del lugar está autorizado para aplicar
medidas cautelares que limitan o prohíben el ejercicio del ministerio”,
explicó.

Scicluna también resaltó la importancia de la selección de los
candidatos al sacerdocio y sugirió que deben ser estudiados y aplicados a
fondo los recientes documentos de la Congregación del clero, como la Ratio Fundamentalis, para prestar “la máxima atención al tema de la tutela de los menores y de los adultos vulnerables, vigilando cuidadosamente que quienes solicitan la admisión a un seminario o a una casa de formación,
o quienes presentan la solicitud para recibir las Órdenes, no incurran
de alguna manera en delitos o situaciones problemáticas en este
ámbito”.

Además, Mons. Scicluna citó la Ratio Fundamentalis para remarcar que “los
formadores deben garantizar un especial y pertinente acompañamiento
personal a quienes hayan sufrido experiencias dolorosas en este ámbito

y agregó que “en el programa, tanto de la formación inicial como de la
formación permanente, se deben insertar lecciones específicas,
seminarios o cursos sobre la protección de los menores”.

Tagle reconoce la “mala gestión” de estos casos

Por su parte, el cardenal Tagle reconoció “nuestra mala gestión de estos crímenes”
y destacó que “nuestro pueblo necesita que nos acerquemos a sus
heridas, que reconozcamos nuestros errores y que ofrezcamos un
testimonio auténtico y creíble de nuestra fe en la resurrección”.

“Esto significa que cada uno de nosotros, y nuestros hermanos y hermanas, debe asumir una responsabilidad personal para la sanación de esas heridas
en el cuerpo de Cristo y hacer un firme compromiso de hacer todo lo que
está en nuestra capacidad para que los niños estén seguros en nuestras
comunidades”, agregó.

De este modo, el purpurado filipino insistió en la obligación de la
Iglesia de cumplir su deber con la justicia, pero, una vez cumplida esa
obligación, afirmó que la preocupación debe ser “ayudar a las víctimas a sanar de las heridas del abuso”.

“Porque la justicia es necesaria, pero por sí misma no sana, no
cura el corazón humano roto, las emocionas profundas que yacen en los
corazones tan gravemente afectados
. Debemos tener conciencia de que
las víctimas que sobreviven sufren un gran estrés y sufrimiento, un
aumento de la ansiedad y de la depresión, una baja autoestima, sufren
conflictos interpersonales que surgen a causa de este quebrantamiento
interior que tienen”, explicó.

Lograr una “sanación más profunda”

Por lo tanto, “debemos, al hablar del perdón de las víctimas, aclarar muy bien que no estamos pidiendo a las víctimas que olviden, ni que dejen pasar lo que sucedió, ni, mucho menos, que se justifique el abuso y que sigan adelante”.

“Debemos lograr una sanación más profunda, y sabemos que el
perdón es el camino poderoso y demostrado, hasta científicamente, que
este es el camino para la curación del corazón. Debemos construir la
confianza proporcionando un amor incondicional, pidiendo reiteradamente
perdón, reconociendo plenamente que no merecemos ese perdón, que no
tenemos derecho al perdón en orden a la justicia, sino que el perdón es
un don, un regalo en el proceso de la sanación”.

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