Santo del día

Santa Águeda
Su martirio fue tremendo, precisamente por ello los sicilianos la quieren tanto.

Santa Águeda poseía todo lo que una joven suele desear: Una familia
distinguida y belleza extraordinaria. Pero atesoraba mucho más que todo
su fe en Jesucristo. Así lo demostró cuando el Senador Quintianus se
aprovechó de la persecución del emperador Decio  (250-253) contra los
cristianos para intentar poseerla. Las propuestas del senador fueron
resueltamente rechazadas por la joven virgen, que ya se había
comprometido con otro esposo: Jesucristo.


Quintianus no se dio por vencido y la entregó en manos de Afrodisia,
una mujer malvada, con la idea de que esta la sedujera con las
tentaciones del mundo. Pero sus malas artes se vieron fustigadas por la
virtud y la fidelidad a Cristo que demostró Santa Águeda.


Quintianus entonces, poseído por la ira, torturó a la joven virgen
cruelmente, hasta llegar a ordenar que se le corten los senos. Es famosa
respuesta de Santa Águeda: “Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar
en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?”. La santa
fue consolada con una visión de San Pedro quién, milagrosamente, la
sanó. Pero las torturas continuaron y al fin fue meritoria de la palma
del martirio, siendo echada sobre carbones encendidos en Catania,
Sicilia (Italia).


Según la tradición, en una erupción del volcán Etna, ocurrida un año
después del martirio de Santa Águeda  (c.250), la lava se detuvo
milagrosamente al pedir los pobladores del área la intercesión de la
santa mártir. Por eso la ciudad de Catania la tiene como patrona y las
regiones aledañas al Etna la invocan como patrona y protectora contra
fuego, rayos y volcanes. Además de estos elementos, la iconografía de
Santa Águeda suele presentar la palma (victoria del martirio), y algún
símbolo o gesto que recuerde las torturas que padeció (ver imagen,
arriba).


Tanto Catania como Palermo reclaman el honor de ser la cuna de Santa
Águeda. En algunos lugares, el “pan de Santa Águeda” y agua son
bendecidos durante la misa de su fiesta.


La Iglesia de Santa Águeda en Roma tiene una impresionante pintura de su martirio sobre el altar mayor.


Fuentes antiguas


Su oficio en el Breviario Romano se toma, en parte de las Actas de
latinas de su martirio. (Acta SS., I, Feb., 595 sqq.). De la carta del
Papa Gelasius (492-496) a un tal Obispo Victor (Thiel. Epist. Roman.
Pont., 495) conocemos de una Basílica de Santa Águeda. Gregorio I
(590-604) menciona que está en Roma (Epp., IV, 19; P.L., LXXVII, 688) y
parece que fue este Papa quien incluyó su nombre en el Canon de la Misa.


Solo conocemos con certeza histórica el hecho y la fecha de su
martirio y la veneración pública con que se le honraba in la Iglesia
primitiva.  Aparece en el Martyrologium Hieronymianum (ed. De Rossi y
Duchesne, en el Acta SS., Nov. II, 17) y en el Martyrologium
Carthaginiense que data del quinto o sexto siglo (Ruinart, Acta Sincera,
Ratisbon, 1859, 634). En el siglo VI, Venantius Fortunatus la menciona
en su poema sobre la virginidad como una de las celebradas vírgenes y
mártires cristianas (Carm., VIII, 4, De Virginitate: Illic Euphemia
pariter quoque plaudit Agathe Et Justina simul consociante Thecla.
etc.).


Bibliografía


-Butler, Vida de Santos, vol. IV.  México, D.F.: Collier’s International – John W. Clute, S.A., 1965.

-The Catholic Encyclopedia

-Kirsch, J. P., Saint Agatha, Catholic Encyclopedia,   Encyclopedia Press. 1913,

-Sgarbossa, Mario y Giovannini, Luigi. Un Santo Para Cada Día. Santa Fe de Bogotá: San Pablo. 1996.


Artículopublicado originalmente por Corazones.org 

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