Santo del día

Pantaleón
Ejerció como médico gratuitamente… y eso acabó costándole la vida

Apenas hay duda alguna de que haya existido un mártir llamado
Pantaleón (cuyo nombre significa en griego «el que se compadece de
todos»).


Pero las leyendas que nos han llegado sobre él carecen de valor.
Según ellas, Pantaleón, hijo de un pagano llamado Eubula, llegó a ser
médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia.


Durante algún tiempo, Pantaleón se dejó arrastrar por el mal ejemplo y
sucumbió ante las tentaciones, con lo cual se sometió a una prueba más
difícil que la de la tortura, pues la entrega al mal debilita
implacablemente la voluntad y acaba por destruir la virtud más heroica.


Así pues, Pantaleón, que vivía en una corte donde se practicaba la
idolatría y se aplaudía la vanagloria de este mundo, cayó en la apostasía.


Pero las prudentes exhortaciones de un celoso cristiano llamado
Hermolaos le abrieron los ojos y le condujeron de nuevo al seno de la
Iglesia.


Cuando la persecución de Diocleciano estalló en Nicomedia, el año 303, Pantaleón distribuyó todos sus bienes entre los pobres.


Poco después, algunos médicos envidiosos le delataron a las autoridades, las cuales le arrestaron junto con Hermolaos y otros dos cristianos.


El emperador, que deseaba salvar a Pantaleón, le exhortó a apostatar, pero éste se negó a ello y curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. 


Tras sufrir numerosos tormentos, los cuatro fueron condenados a ser
decapitados. La ejecución de san Pantaleón se retrasó un día.


Los verdugos intentaron matarle de seis modos diferentes: por
el fuego, ahogándole en plomo fundido, arrojándole a las fieras,
torturándole en la rueda y atravesándole con la espada. 


Pero Pantaleón salió ileso de todas las pruebas con la ayuda del Señor. Finalmente, el mártir permitió libremente que le decapitasen; de sus venas brotó leche en vez de sangre, y el tronco de olivo sobre el cual le cortaron la cabeza floreció instantáneamente.


San Pantaleón es uno de los Catorce Santos Auxiliadores y en el Oriente se le profesa gran veneración como “mártir y taumaturgo” y como uno de los “anargyroi” o médicos que asistían gratuitamente a los enfermos.


Antiguamente, san Pantaleón fue también muy famoso en el Occidente.
En Constantinopla, Madrid y Ravello, se conservan algunas presuntas reliquias de su sangre y se dice que el fenómeno de la licuefacción ocurre, como en el caso de la sangre de san Jenaro.


Tanto las leyendas griegas como las latinas, de las que existen numerosas versiones son muy extravagantes.


Sin embargo, la antigüedad del culto de san Pantaleón, relacionado
principalmente con Nicomedia y Bitinia, está perfectamente probada.


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