Cielos

Santa María Eugenia de Jesús Milleret

Fundadora de la Congregación de las Religiosas de la Asunción

Cielos

Ana Eugenia Milleret nació en Metz (Francia) el 26 de agosto de 1817 en una familia adinerada y, en lo que a la religión se refiere, poco creyente.

Cuando tenía 19 años, asistió a las conferencias cuaresmales que predicaba el padre Lacordaire en la catedral de Notre-Dame de París y ella misma escribió:

«Me sentí realmente convertida y concebí el deseo de dar todas mis fuerzas, o más bien mi debilidad, a esta Iglesia que en adelante a mis ojos era la única que poseía aquí abajo el secreto y el poder del bien.»

Al año siguiente, también en Cuaresma, el padre Combalot la orientó para que funde una nueva congregación. El 30 de abril de 1839, cuando ella tenía 22 años, Milleret fundó la Congregación de las Religiosas de la Asunción. Su misión será educar cristianamente a las niñas y las adolescentes.

Santa María Eugenia de Jesús (así se hace llamar) hizo la profesión perpetua de votos en la Navidad de 1844, e incluyó un cuarto voto: “Extender por toda mi vida el Reino de Jesucristo”.

En 1888, la religiosa fallece en París, cuando la congregación de las “asuncionistas” se ha extendido por España, Inglaterra e Italia. Pronto crearán escuelas en puntos de otros continentes, desde Filipinas a Nicaragua.

Santa patrona

Santa María Eugenia de Jesús Milleret es patrona de los niños y adolescentes.

Oraciones

Dios nuestro, que llamaste a tu servidora santa María Eugenia de Jesús Milleret, para que te buscara sólo a ti, por su ejemplo e intercesión, concédenos que, sirviéndote con un corazón puro y humilde, lleguemos a tu eterna gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Gracias Padre por llenar de esperanza nuestro mundo de hoy,

al anunciar por medio de santa María Eugenia de Jesús

que la única liberación que transforma la sociedad

la trae Jesucristo.

Por la acción de tu Espíritu unifica nuestra mirada

para que, como ella, unamos en un mismo amor contemplativo

a Dios y a toda la humanidad.

Y pues todo viene de Jesucristo,

todo es de Jesucristo,

todo es para Jesucristo,

danos un gozoso

desprendimiento al trabajar por el Reino de Dios

y dar testimonio.

Te lo pedimos en nombre de tu Hijo

Jesucristo que vive y reina.

Amén.

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