Cielos

San Martino de León

Peregrino, sabio y santo del siglo XII por aclamación popular. Fue el primer comentarista bíblico tras el Beato de Liébana.

Cielos

San Martino (o Martín) de León nació en el primer tercio del siglo XII en esa ciudad. Al fallecer su madre siendo niño, su padre ingresó con él en el convento de san Marcelo.

A la muerte del padre y ya subdiácono, donó su patrimonio y se hizo peregrino, primero a San Salvador de Oviedo, luego a Santiago de Compostela y finalmente a Roma y a Jerusalén.

Estudió Teología en París, donde conocería a Pedro Lombardo.

Fue encarcelado injustamente en Francia porque se le acusó de haber robado una casulla y, una vez liberado, regresó a León. Vivió en la Colegiata de san Isidoro.

Se sometía a rigurosas penitencias y era muy devoto de la Eucaristía, al mismo tiempo que llamaba la atención por su caridad. Se sabe que padecía fuertes dolores de cabeza y reumáticos.

Dictaba los escritos a siete personas

Entre sus obras, destacó por el libro Veteris ac Noui Testamenti Concordia: él dictaba y un equipo de siete amanuenses escribían los pergaminos y los iluminaban con miniaturas. Fue el autor del primer comentario bíblico tras el Beato de Liébana.

Su fama de santidad en vida hizo que acudieran a pedirle consejo reyes, nobles y obispos.

Recibió el don de conocer con anticipación el día de su muerte.

Falleció de muerte natural el 12 de enero de 1203.

San Martino de León fue considerado santo por aclamación popular y la Iglesia certificó su canonización por la vía del culto inmemorial.

Santo patrón

San Martino de León es patrono de la Universidad de la Experiencia en la Universidad de León y de la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante.

Oración colecta de la misa

Oh, Dios,
que llenaste el corazón de san Martino de León
con una ardiente devoción a la Eucaristía,
concédenos, en tu bondad,
que llenos del mismo espíritu,
crezcamos en la vida divina
y nuestros corazones permanezcan unidos
con el suave vínculo de la caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos. Amén.

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