Nueva Carta Pastoral del arzobispo para animar a los peregrinos a vivir el Año Santo 2021 como una oportunidad para “comenzar de nuevo”
“Muchos de los que vendréis hasta Santiago tal vez habréis perdido a personas muy queridas. Caminareis con lágrimas en los ojos, pero vuestros pasos no vacilarán porque están firmes en quien os asegura “Yo soy la Vida” (Jn. 14, 7)”. Así lo indica el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, en la Carta Pastoral La esperanza de peregrinar a Santiago de Compostela-Año Santo Compostelano 2021, concebida como un anexo de la que hizo pública en el pasado mes de diciembre, y que estará disponible en torno a la festividad del Apóstol. En ella, el arzobispo tiene presente la situación creada por la pandemia del Covid 19, apela a la esperanza en medio de la incertidumbre creada y apuesta por no desaprovechar el Año Santo. “Quisiera, queridos peregrinos, que, gracias a vuestra peregrinación, os convirtieseis en signo e interrogante para cuantos os observen a lo largo del camino de Santiago o de otras formas de peregrinación. Que puedan vislumbrar que, si salisteis de vuestra tierra, fue para volver más comprometidos a ella”, indica el arzobispo.
En una Carta Pastoral que busca ser una renovada invitación a vivir el Año Santo 2021 a la luz de la nueva situación creada por la pandemia del coronavirus, el arzobispo de Santiago analiza la crisis vivida en los últimos meses y llama a los fieles a expresar una fe en el verdadero rostro del amor de Dios, a mantener viva la esperanza y activa la caridad. En la carta, monseñor Barrio se pregunta “cómo anunciar de nuevo un año jubilar en este paisaje desolador que está dejando la pandemia que trastocó trágica e inesperadamente las vidas de tantas personas”. En apenas semanas, señala el arzobispo, “muchos de sus proyectos quedaron reducidos a la nada, como si, al despertarse de un mal sueño, la realidad fuese una pesadilla que les arrebató sus puestos de trabajo, alteró su día a día, y lo que es peor aún, acabó en algunas familias con la vida de los más próximos”.
Monseñor Barrio alude a las dificultades experimentadas para vivir en medio de esta situación, definidos como “los sufrimientos derivados de esta situación, y que para muchos de vosotros, peregrinos, se han convertido en parte de vuestro equipaje para el camino”, en alusión al fallecimiento de seres queridos, al cansancio de los sanitarios, al distanciamiento social, al miedo a contagiar o ser contagiado, o a la crisis económica y su impacto en el mercado laboral.
El arzobispo compostelano recuerda cuál ha sido el papel desempeñado por la Iglesia en estos duros meses y señala que a pesar del cierre de algunos templos, ello no supuso “ni mucho menos, el cierre de la Iglesia. Los párrocos no han desertado de su grey, y han seguido disponibles para atender a cuantos precisen de ayuda, material o espiritual; ha acompañado en su despedida hacia la casa del Padre a moribundos y difuntos; como hacen con particular denuedo los capellanes de hospitales y centros de salud. Algunos de ellos se han hecho presentes a través de los medios informáticos, bien sea para retransmitir por streaming la eucaristía y otras celebraciones, bien para apoyar con reflexiones y comentarios la esperanza de sus fieles”.
Buscar sentido en la incertidumbre
Monseñor Barrio anima a todos a buscar el sentido profundo de estos acontecimientos, lejos de interpretaciones desesperanzadoras: “Hemos de tener cuidado en que la pandemia no se lleve consigo, junto con tantas vidas y la confianza en las relaciones humanas, también nuestra capacidad de pensar racionalmente. Y este pensar racional también hemos de salvarlo como personas creyentes, evitando histerias teológicas que, en última instancia, nos muestran un rostro deformado de Dios”.
El arzobispo añade que “ahora vivimos rodeados de la incertidumbre que nos hace desconfiar de todo y de todos, y nos dificulta confiar también en el futuro. Es verdad que con todo el sufrimiento que nos rodea y que evocábamos al principio puede verse como insignificante el problema de cómo afrontar nuestra celebración, vital y pastoral, del Año Jubilar Compostelano, pero es algo que habremos de tener en cuenta, pues no sabemos en qué tiempos ni en qué modos podremos ir recuperando una vida que probablemente no podrá ser nunca igual a la que teníamos hasta ahora”.
Y en ese sentido, monseñor Barrio apela a ver la realidad con los ojos y la mirada de Dios, a interpretar lo que está ocurriendo desde la dimensión del amor, a fortalecer nuestras raíces, a creer que en la oscuridad brilla la luz de Cristo, a hablar el lenguaje del amor con las manos y el compromiso con los desfavorecidos, tan propio de Cáritas, o a no tirar por la borda la tradición religiosa. Además, en la carta, el arzobispo agradece los gestos de solidaridad que son como semillas de la Buena Noticia: “Los esfuerzos que se vienen realizando para paliar las consecuencias de la pandemia muestran lo mejor del ser humano cuando colabora entre sí al bien común. Todo esto no deja de ser un reflejo del Reino anunciado por Jesús. El trabajo coordinado de equipos científicos desde diferentes centros de investigación augura en el horizonte un remedio esperado para la pandemia”.
“El Jubileo Compostelano, que recoge la más profunda tradición bíblica y cristiana de los Años de Gracia del Señor, más que nunca quiere ser un tiempo para la alegría y la liberación, una oportunidad para comenzar de nuevo, gracias a la misericordia del Señor que, como Dios amoroso y providente, acompaña y cuida de su Pueblo. Por eso he querido compartir con todos vosotros estas reflexiones; para que, a la luz de los nuevos acontecimientos, pudieran servir de ayuda para continuar preparándonos a este acontecimiento jubilar, que seguramente recoja y sea expresión del deseo profundo de tantos y tantos corazones”, asegura monseñor Barrio.