El arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Prieto, presidió este domingo las celebraciones del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, la fiesta del Corpus Christi, en A Coruña y en Compostela.
En la ciudad herculina, el arzobispo celebró la Eucaristía en la Iglesia de San Jorge a las 11:30hs. A continuación, se desarrolló la tradicional procesión con el Santísimo hasta la Colegiata y posterior bendición.
Ya por la tarde y en Santiago, D. Francisco presidió la Eucaristía en la Catedral compostelana, que comenzó a las 19:30hs. Acompañado por el arzobispo emérito, mons. Julián Barrio; el vicario general, José Andrés Fernández Farto; el vicario de pastoral, Javier Porro Martínez, así como por miembros del cabildo catedralicio, sacerdotes, miembros de vida consagrada, laicos y autoridades civiles.
En la homilía, el arzobispo destacó que la Última Cena, la primera de las Eucaristías, “nos invita para que podamos percibir toda la hondura de aquello que celebramos”. Y añadió que es necesario tener una mirada abierta a los detalles de la vida para que esa vida venga a la Eucaristía”.
En este sentido, mons. Prieto indicó que “no podemos preparar bien la Eucaristía, si no tenemos la mirada abierta, no podemos celebrar bien la Eucaristía, si a ella no venimos con esa vida, la de cada uno de nosotros (…) porque es cierto que no hay vida sin Eucaristía, pero no hay Eucaristía sin vida”.
El arzobispo también afirmó que la vida frágil, hecha de barro, “una vez más se desvela y se nos muestra ese pan que se parte para que tengamos fortaleza para que nutramos y alimentemos esa esperanza la que somos convocados; para que nutramos y alimentemos esa fe que ilumina y acompaña el camino de nuestra vida y, sobre todo, para que la Eucaristía, una vez más nutridos en el amor más grande, en aquel que se derrama y se parte por nosotros (…) aprendamos cual es el amor más grande”.
D. Francisco invitó a tener una mirada abierta y a descubrir que solamente la vida que se entrega, la vida que se hace pan amasado con la entrega, es el pan que verdaderamente se parte y se reparte, porque de lo contrario podríamos tener la tentación de guardarnos, preservarnos, conservarnos y cerrando la mirada, no mirar alrededor: “La Eucaristía, alimentados en ella, en Cristo que se entrega por nosotros, no nos puede dejar indiferentes”.
El arzobispo tuvo también palabras de reconocimiento para Cáritas, ya que hoy también también se celebra el Día de la Caridad, este año con el lema, “Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza”. Mons Prieto dijo que Cáritas es la expresión de ese amor de Dios y quiso agradecer agradecer todo lo que ella significa y hace: “porque Cáritas son sus voluntarios y trabajadores, pero caritas son sobre todo aquellos que son escuchados, acogidos, acompañados, sanados”. Y añadió que “todos están llamados a ser esa Cáritas que hace presente el rostro samaritano de Cristo mismo y todos somos convocados a ese gesto que de nuevo hace de la vida una vida que cuando se reparte se multiplica”.
Una vez finalizada la celebración comenzó la solemne procesión con el Santísimo colocado en la custodia monumental, portada en un carro engalanado, realizada en el siglo XVI por Antonio de Arfe.