Los obispos de Getafe evocan la consagración de España: «El Corazón de Jesús no nos ha defraudado»

Se publica la documentación completa del «emocionante e histórico» acto de 2019

La diócesis de Getafe es una de las más jóvenes de España (acaba de cumplir sus 25 años de existencia) y la que tiene, según algunas estadísticas, mayor cantidad de jóvenes de toda Europa. En tamaño es la séptima de España. Su actual obispo, monseñor Ginés García Beltrán, cuenta con un auxiliar, monseñor José Rico Pavés… ya por poco tiempo, pues acaba de ser nombrado obispo de Asidonia-Jerez de la Frontera. Agradezco que ambos, de modo «coral», hayan accedido a este encuentro con nuestros lectores.

La ocasión la brinda una gran publicación (casi 900 páginas en gran tamaño) promovida por la diócesis de Getafe y aparecida recientemente. Se trata de Sus heridas nos han curado (BAC), una  memoria documental del Centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús entre el 2 de diciembre de 2018 y el 24 de noviembre de 2019. En ella se recoge “algo” de lo que fue el Centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús, en el año 2019.

 -Don Ginés, ¿qué supuso para usted el Centenario?

[Ginés García Beltrán] El Sagrado Corazón de Jesús siempre ha estado presente en mi vida. En mi pueblo se celebraba la Novena, y en la Octava del Corpus se hacía la procesión con el Santísimo. Recuerdo con mucho cariño que mi catequista, una señora mayor y devotísima del Corazón de Jesús, nos hacía repetir la jaculatoria: Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío y los niños nos medíamos para ver quién repetía la jaculatoria más veces. Como puedes imaginar todos los niños las contábamos para ser los primeros. 

»Yo hice la Primera Comunión en mayo del 68, fíjate. Cuando el mundo estaba convulso, cuando se estaban poniendo los cimientos de un cambio cultural y de una civilización cuyas consecuencias estamos viviendo ahora, el niño que era yo repetía: Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío. Por eso, ahora quiero y pido que esto sea una realidad en mi vida, que en medio de este mundo tantas veces desconcertante y alejado de Dios, yo siga confiando en el amor del Corazón de Cristo.

-Usted llegó y se encontró en marcha la preparación del Centenario…

[Ginés García Beltrán.] Cuando llego a la diócesis encuentro la preparación del Centenario en marcha. Al frente estaban, por disposición de mi antecesor, el obispo auxiliar, don José Rico, y el vicario general, don José María Avendaño. Como es natural yo confirmo a los responsables y me confío al conocimiento que tienen de esta realidad y a su buen hacer. Para mí era una alegría ser testigo de este acontecimiento, que el Señor me concediera servir a esta Iglesia particular en este momento, con la convicción profunda de que sería una ocasión única de renovación y revitalización de nuestras vidas y de la vida de la Iglesia. El Corazón de Jesús no nos ha defraudado, nos ha dado más de lo que podíamos pensar o imaginar.

-¿Qué supone tener el Cerro de los Ángeles en el corazón de la diócesis?

[Ginés García Beltrán.] El Cerro de los Ángeles era ese lugar que siempre vemos y admiramos al venir a Madrid, al pasar siempre se escapaba una oración, sabía que era el centro geográfico de España, pero enseguida me di cuenta que era también el centro espiritual de la nueva diócesis de Getafe y lugar de peregrinaciones para muchas personas. Mi residencia está en el Cerro de los Ángeles, aquí está también el Seminario Mayor, corazón de toda la diócesis, además de una residencia sacerdotal.

»Conocí el Carmelo descalzo fundado por Santa Maravillas y la conocí mejor a ella, aprendí a quererla, aunque la santa enterrada en la Aldehuela no era una desconocida para mí; descubrí que este lugar era también el fruto de muchos desvelos de mi santo paisano, San José María Rubio, que aquí está enterrado el padre Alfonso Torres, SJ, de un pueblo cercano al mío y confesor de Santa Maravillas.

-Don José (la verdad es que me cuesta un poco llamarle de usted porque era un año menor que yo en el seminario…), usted ya había sido delegado para coordinar las diversas actividades del Centenario. ¿Qué fue lo más destacado?

[José Rico Pavés.] La diócesis de Getafe, que no existía cuando se realizó la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús (1919), quiso asumir la celebración del centenario desde la diócesis, pero pensando en el resto de las diócesis de España. Eso suponía trabajar en casa, entusiasmando a los propios diocesanos, y a la vez ofrecer una acogida a los que vinieran de fuera para que consideraran también plenamente suya la celebración.

»Desde el principio se descartó un estilo de celebración tipo JMJ, con una o dos semanas de actividades concentradas, y se pensó en la vivencia jubilar de todo un año litúrgico desde la perspectiva del Corazón de Jesús. En ese planteamiento era fundamental ir creando un equipo estable de voluntarios que cuidaran la acogida de peregrinos en el Cerro de los Ángeles. Gracias a Dios, dos años después el equipo de voluntarios se ha estabilizado y están dando un nuevo empuje a la vida espiritual que se desarrolla en el Cerro de los Ángeles.

-Don Ginés, ¿fue fácil que tantos obispos de España estuviesen presentes el día de la renovación de la consagración?

[Ginés García Beltrán.] Con sinceridad, no fue difícil. Hay que reconocer y agradecer la buenísima disposición del presidente de la Conferencia, el cardenal Ricardo Blázquez, y del secretario, monseñor Luis Argüello, que lo dispuso todo con discreción y eficacia. La respuesta de los obispos fue emocionante, y su presencia, histórica. No podré olvidar nunca la bella celebración, la homilía de don Ricardo, y la consagración de los obispos. 

-¿Qué sensibilidad hay en el episcopado en relación a la espiritualidad del Corazón de Cristo?

[Ginés García Beltrán.] Creo que las generaciones de los obispos que formamos la Conferencia episcopal española hemos crecido en la devoción al Corazón de Jesús, y de modo más o menos explícito hay una buena identificación con el misterio que encierra el Corazón de Cristo.

»El misterio del Corazón de Jesús tiene, y tendrá siempre, una gran actualidad; es el Corazón del Verbo encarnado, el Corazón que se ha formado en el seno de María, es el Corazón que late cada día en la Eucaristía, el Corazón entregado y traspasado por amor, sus heridas curan las heridas del corazón humano, este Corazón perdona al pecador y acoge al que se ha perdido, es hogar y consuelo para nuestros sufrimientos y soledades, es el Corazón de la Iglesia que late en cada lugar y en cada bautizado, ¿cómo puede haber un creyente que no beba de esta espiritualidad, y mucho más un obispo? 

»Sois muchos, gracias a Dios, los que estáis trabajando en una verdadera evangelización en el Corazón de Cristo. Quiero recordar con agradecimiento al padre Luis María Mendizábal que, creo que ha sido uno de los grandes apóstoles del Corazón de Jesús en la Iglesia de hoy.

-Don José, se renovó la consagración de España al Corazón de Jesús pero con una diferencia clave respecto a la de hace cien años porque no la realizó el Jefe del Estado. ¿En qué sentido se consagra a España si no lo hace con sus autoridades naturales al frente? 

[José Rico Pavés.] Ciertamente, este es un punto determinante de la celebración del Centenario sobre el que hemos reflexionado mucho. Se invitó de forma discreta al Jefe del Estado y desde la Casa Real se envió una respuesta de agradecimiento e interés por las actividades que se habían programado para renovar la consagración de España al Corazón de Jesús.

»Pero más allá de que la Jefatura del Estado se hubiera hecho presente de alguna manera, la renovación de la consagración se planteó como un ejercicio de responsabilidad y compromiso de los católicos en España, que nos sabemos herederos de los innumerables frutos de santidad que nos legaron nuestros mayores y corresponsables en la tarea de transformar nuestra sociedad llevando a todos el amor divino y humano que brota del Sagrado Corazón de Jesús. Desde el punto de vista teológico, encontramos luz en la consagración del género humano al Corazón de Jesús realizada por León XIII en 1899 y en la vigencia espiritual de ese acto, tal como la explicó cien años después San Juan Pablo II.

-¿Es una llamada a la Iglesia para un ulterior impulso evangelizador deseando que todos lleguen a reconocer y amar a Jesucristo Salvador?

[José Rico Pavés.] Precisamente porque hoy muchos en España, a nivel personal y en las instituciones civiles, viven alejados de la Iglesia y como si Dios no existiera, la renovación de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús es más necesaria: urgidos por el amor del Corazón de Cristo, hemos de desgastarnos por llevar a todos el evangelio, incluso, si el Señor nos lo concede, con la entrega de la propia vida, como sucedió tras la consagración de 1919, cuyo fruto más admirable fue, sin duda, el testimonio inquebrantable de amor de tantísimos mártires de la persecución religiosa en España en la década de los años treinta del siglo pasado.

-Don Ginés, ¿qué ha supuesto para la diócesis este Centenario? ¿Cómo ha trascendido más allá de sus límites? ¿Qué horizonte se ha abierto de continuidad y prolongación?

[Ginés García Beltrán.] Te lo resumiré en tres palabras: un don, una oportunidad, un reto.

-¿Por qué un don?

[Ginés García Beltrán.] Ha sido un don de Dios, una gracia. El Corazón de Jesús nos ha vuelto a mostrar que todo lo realiza Él. Las dificultades y los problemas en el tiempo de preparación y en la misma celebración del Centenarios han sido muchísimas, pero donde nosotros poníamos el problema, él realizaba la gracia en miles de hombres y mujeres -calculamos unos 140.000- que se han acercado hasta este Cerro de los Ángeles y se encontraron con el amor de Dios, ya sea en la escucha de la Palabra, en la celebración de los sacramentos y en la caridad.

»Nos hemos visto desbordados por el número de peregrinos, pero sobre todo por la gracia derramada. ¡Cuántas personas que se ha reconciliado con Dios mediante el sacramento de la penitencia en este año! Muchos nos han contado después su experiencia y nos han mostrado su agradecimiento.

-Una oportunidad…

[Ginés García Beltrán.] Ha sido también una oportunidad para la diócesis. Hemos renovado la experiencia del amor del Corazón de Cristo que es la fuente de la conversión personal y eclesial, además del camino de renovación para ser una iglesia confesante, viva y misionera, una iglesia samaritana como nos recordaba el lema del Año Jubilar: Sus heridas nos han curado. Creo que ha sido un revulsivo para toda la comunidad diocesana, a nadie le ha sido indiferente este momento.

»Quiero hacer memoria, entre otros muchos momentos, del Congreso de Evangelización que celebramos en el Cerro de los Ángeles, y que se convirtió en un verdadero momento de encuentro eclesial convocado por el Señor que nos acoge con los brazos abiertos. Fue una verdadera fiesta donde nos experimentamos como pueblo de Dios, como Cuerpo de Cristo. Miles de diocesanos vibraron con la vitalidad de esta iglesia y miramos al futuro con esperanza.

»Un momento de gracia fueron las ordenaciones sacerdotales en la fiesta del Corazón de Jesús. El Papa concedió que el santuario dedicado al Corazón de Jesús sea Basílica menor. ¡Tantas caricias que el Señor ha hecho a nuestra diócesis y a España entera!

-Por último, un reto…

[Ginés García Beltrán.] A lo largo de la celebración del Centenario fue brotando y creciendo en mi corazón la convicción que no podíamos dejar perder todas estas gracias, que era la oportunidad de hacer del Cerro de los Ángeles un verdadero lugar de encuentro con el Señor, y de espiritualidad en torno al misterio del Corazón de Jesús, para ellos era necesario dotarlo de los medios que lo hiciera posible. Por esta razón creé una vicaría para el Cerro de los Ángeles, y puse la frente un vicario que diera cuerpo a lo espiritual y a lo material en el Cerro.

»Con la gracia de Dios esperamos contar algún día en el Cerro con una casa de espiritualidad, y con una biblioteca especializada en la espiritualidad del Corazón de Jesús, mientras tanto ya se están organizando retiros, tandas de ejercicios espirituales, formación, grupos de jóvenes, confesores permanentes, cuidado de la liturgia, y algo esencial, cada día, durante doce horas, en la basílica del Cerro de los Ángeles hay adoración eucarística.

»Con humildad y paciencia, y con la ayuda de muchos voluntarios, vamos dando pequeños pasos para conservar lo que la gracia nos regaló en el Centenario y responder a tanta generosidad del Señor. Desde la celebración del Centenario el número de personas que acuden al Cerro de los Ángeles o que siguen sus iniciativas pastorales, también on line, crece cada día, lo que se ha incrementado en el día después de los confinamientos a los que nos ha sometido la pandemia.

»Quiero terminar haciendo memoria a uno de los momentos más entrañables del Año del Centenario, la consagración a la Virgen en la Víspera de la solemnidad de la Inmaculada, lo hicimos ante Nuestra Señor de los Ángeles, patrona de la diócesis, y en una basílica a rebosar de gente. Como siempre la Virgen nos llevaba a Jesús, del Corazón de María al Corazón de Jesús.

-Don José, ¿qué destacaría del libro que presentamos?

[José Rico Pavés.] En cuanto Actas y Memoria, el libro posee un valor documental que irá creciendo con el tiempo. Ahí se recogen en orden cronológico textos que permiten mantener vivo el recuerdo de lo acontecido en la celebración del centenario. Junto a los textos, el lector encontrará una crónica fotográfica que recoge instantáneas de esos momentos.

»El libro, además, tiene, en mi opinión, un valor añadido: recoge las ponencias, comunicaciones y conferencias del congreso y de los simposios que se desarrollaron durante el año de celebración del centenario. El objetivo principal de ese congreso y simposios no era simplemente atraer a algunos interesados en la materia, sino generar un cuerpo de enseñanzas sobre las ricas dimensiones de la teología del Sagrado Corazón de Jesús. En este sentido, el libro ofrece una enciclopedia actualizada de enseñanzas que desde la perspectiva del Corazón de Cristo iluminan la historia, la dogmática, la espiritualidad, la moral y la Doctrina Social de la Iglesia.

-Don Ginés, don José: muchas gracias por su tiempo y por el encargo recibido de la edición de la obra. Para mí ha sido un honor haber empleado varios meses de trabajo en esa gran colina, el Cerro de los Ángeles, que encierra un legado eclesial tan grande…

[Ginés García Beltrán.] La diócesis de Getafe y, en general, el lector de lengua española, te está a ti, Pablo, eternamente agradecido por tu generosa dedicación y excelente trabajo, no exento de dificultades, al estilo del amor que brota del costado traspasado de Cristo.

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