Obispos

Los obispos de España y de América animan a todos a unirse a la consagración de Rusia y Ucrania

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Los obispos españoles, a través de la Conferencia Episcopal Española, y también los de América Latina, a través del CELAM, se unirán al acto de consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María el próximo 25 de marzo.

Esta consagración se llevará a cabo a las 17.00 horas en la basílica de San Pedro y será presidida por el propio Papa Francisco. También el cardenal Krajewski, limosnero del Papa, realizará a la misma hora la consagración desde Fátima. A esa misma hora se iniciará igualmente en Roma la jornada “24 horas para el Señor”. 

En España, el cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal, ha enviado una carta a todos los obispos de las diócesis españolas en la que les invita a adherirse a este acto de consagración.

En España, ese día 25, solemnidad de la Anunciación, se celebra la Jornada por la Vida, con el lema “Acoger y cuidar la vida, don de Dios”. En este sentido, el cardenal Omella ha señalado que “sensibles al cuidado de la vida y a la necesidad de intensificar nuestra oración por la paz, invito, en nombre de la Conferencia Episcopal Española, a las diócesis, congregaciones religiosas, asociaciones y fieles laicos a unirse a la intención del Santo Padre en este acto”.

América se suma “con alegría y esperanza”

Por su parte, los obispos de América Latina también han decidido sumarse a la consagración de al Inmaculado Corazón de María para Rusia y Ucrania.

La presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), recoge Fides, ha acogido “con gran alegría y esperanza” el anuncio y compartiendo la necesidad de “redoblar nuestras oraciones por la paz y la fraternidad universal” ha invitado a las 22 Conferencias Episcopales del continente latinoamericano, a todas las organizaciones eclesiales y a los fieles de buena voluntad, a unirse a las intenciones del Santo Padre en este acto mariano, “de acuerdo con los husos horarios de nuestros países en América Latina y el Caribe”.

El mensaje concluye reafirmando “afecto y comunión filial con el Obispo de Roma” y subrayando la oración y solidaridad de la Iglesia latinoamericana y caribeña con quienes padecen el flagelo de la guerra: “abrazamos a nuestros hermanos y hermanas más vulnerables y víctimas de las acciones violentas y fratricidas, con la certeza de que ‘Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios’”.

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