Junto a los católicos, también cristianos de otras confesiones también acudirán a la plaza de San Pedro para vivir la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.
Lo explica el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Asegura que ambos Papas impulsaron el ecumenismo. Juan XXIII dio los primeros pasos.
CARD. KURT KOCH
Presidente, Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos
“La convocatoria del Concilio Vaticano II fue una gran sorpresa para todo el mundo no sólo para los católicos. Y también fue una sorpresa que el Santo Padre dijera que el objetivo era conseguir la unidad de los cristianos. Muchos agradecieron que afrontara este reto. Se notaba que el ecumenismo le preocupaba”.
Juan XXIII creó el dicasterio que se ocupa de la unidad de los cristianos y que el cardenal Kurt Koch preside hoy en día. El Concilio Vaticano II promovió el diálogo con cristianos de otras confesiones, un trabajo que continua en nuestros días.
Ahora las relaciones entre católicos y otros cristianos pasan por un buen momento. El cardenal Koch asegura que todos los Papas, desde Juan XXIII, aportaron mucho para lograrlo pero el que más, Juan Pablo II.
CARD. KURT KOCH
Presidente, Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos
“Una hermosa continuación de este reto fue el pontificado de Juan Pablo II. Tuvo muchos, muchos encuentros con representantes de otras Iglesias y sobretodo en los viajes. Es un buen síntoma de que la Iglesia católica es fiel al reto del ecumenismo”.
El cardenal Kurt Koch conserva muchos recuerdos junto a Juan Pablo II. Fue ordenado obispo por él en 1996 y en 2004 le acompañó durante el encuentro con jóvenes de Berna. El cardenal Koch le recibió en Suiza como obispo de Basel.
CARD. KURT KOCH
Presidente, Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos
“En Suiza hay una región francesa, una italiana y una alemana. Nunca había habido un encuentro de todas las regiones. La primera vez que se produjo fue gracias a esta jornada con los jóvenes”.
Este es un ejemplo más del poder de convocatoria de Juan Pablo II. La canonización de los dos Papas reunirá a miles de personas y será una nueva ocasión para que se encuentren cristianos de diferentes confesiones.