Isabel Molina Estrada, directora de la revista Misión, se ha unido a la campaña Oración de urgencia de Religión en Libertad con un agradecimiento especial a la Santísima Virgen por el itinerario de consagración a ella seguido durante el confinamiento y la enfermedad
Oración de urgencia a nuestra Santísima Madre
Dulce y amorosa Madre del Cielo, cuando comenzó el tiempo de confinamiento me encontraba llena de miedos. Tenía temor a enfermar, a sentirme frágil y pequeña, a verme desprovista de mis apoyos temporales. Tuviste la delicadeza de hacerme pasar por todos y cada uno de esos miedos. Me sumergiste en la enfermedad, me encerraste en el espacio reducido de cuatro paredes y me mantuviste aislada durante varias semanas para acercarme a Ti. Y en ese tiempo me enviaste el más maravilloso de los regalos: un curso de preparación para consagrarme a Ti.
En la soledad del confinamiento pude seguir con especial devoción este curso que fue como un bálsamo para mi alma y me enseñó a conocerte de un modo más profundo, a acercarme a Ti con especial cariño y, por Ti, a tu Hijo, a quien estás unida inseparablemente.
Isabel Molina aprendió de su abuela María Helena Uribe de Estrada (1928-2016) a querer a la Santísima Virgen: “Ella dedicó los últimos años de su vida a crear una enorme biblioteca mariana donde tenía documentación escrita y gráfica gracias a la cual muchísimas personas más se acercaron al maternal cuidado de la Santísima Virgen”, explica.
Querida Madre, hoy te doy gracias infinitas por haberme permitido superar de tu mano aquellos miedos relativos a este tiempo de incertidumbre y guardarme debajo de tu manto. En Ti quiero permanecer para siempre porque estoy segura de que me enseñarás día a día a acercarme más a tu Hijo como Él quiere y nos lo pide, porque Tú le conoces mejor que nadie.
Finalmente, después de casi dos meses de preparación para la consagración y de 33 días de oraciones según la devoción de San Luis María Grignion de Montfort, pude entregarme totalmente a Ti en la fiesta de tu Inmaculado Corazón, el pasado 20 de junio. Ese día, por si me quedaba algo “mío”, deposité en tu Hijo, a través de tus manos, mi existencia entera.
Hoy te ruego para que todos los españoles, y todos tus hijos en el mundo entero, conozcan tu fervoroso amor de Madre y se entreguen plenamente a tu Maternal cuidado seguros de que contigo, aunque nos empeñemos en errar el camino por nuestra pequeñez, lograremos cumplir el propósito para el cual fuimos creados: gozar de Dios por toda la Eternidad.
Querida Madre, gracias por hacerte presente de un modo tan vivo en estos meses de angustia y dolor. Muéstrate a todos tus hijos y ofréceles tu consuelo. Déjate ver en cada circunstancia y quédate con nosotros porque, aunque no te merecemos, te necesitamos.
Oraciones de Urgencia
Miguel Ángel Velasco, periodista.
Juan Manuel Cotelo, cineasta.
María Vallejo-Nágera, escritora.
José Luis Olaizola, escritor.
Jose Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián (España)
Pablo Cervera Barranco, sacerdote
José María Alsina, sacerdote
Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdeP.