La Palabra

III Domingo del Tiempo Ordinario

La Palabra

CITA

La oscuridad no existe,

la oscuridad es en realidad ausencia de luz.”

Albert Einstein

San Agustín Tú no puedes ser luz para ti; no puedes, no puedes.

San Juan Crisóstomo No, lo dejan todo inmediatamente y le siguen, tal como Eliseo hizo con Elías (1Re 19,20). Es esta clase de obediencia la que nos pide Cristo, sin la más mínima duda, incluso en el caso que nos apremien necesidades aparentemente más urgentes. Homilía 14, 2

San Hipólito «La vida se ha extendido sobre todos los seres y todos están llenos de una amplia luz: el Oriente de los orientes invade el universo, y el que existía “antes del lucero de la mañana” y antes de todos los astros, inmortal e inmenso, el gran Cristo brilla sobre todos los seres más que el sol. Por eso, para nosotros que creemos en Él, se instaura un día de luz, largo, eterno, que no se extingue: la Pascua mística».

S. Ambrosio dice acerca de las dos conversiones que, en la Iglesia, “existen el agua y las lágrimas: el agua del Bautismo y las lágrimas de la Penitencia” (Ep. 41,12).

Concilio Vaticano II, comienza haciendo referencia a esta luz. Cristo es la luz de los pueblos. Por eso este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre el rostro de la Iglesia, anunciando el el Evangelio a todas las criaturas (Lumen gentium, n. 1).

Este Reino «brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo… Los milagros de Jesús, a su vez, confirman que el Reino ya llegó a la tierra… Pero, sobre todo, el Reino se manifiesta en la persona misma de Cristo, Hijo de Dios e Hijo del hombre» (Lumen gentium, 5).

la Iglesia «recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese Reino» (Lumen gentium, 5).

La vocación cristiana es, por su naturaleza misma, vocación al apostolado.

Catecismo de la Iglesia Católica, 541: «la voluntad del Padre es «elevar a los hombres a la participación de la vida divina». Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra «el germen y el comienzo de este Reino».

748: «Cristo es la luz de los pueblos. Por eso, este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre el rostro de la Iglesia, anunciando el Evangelio a todas las criaturas». Con estas palabras comienza la «Constitución dogmática sobre la Iglesia» del Concilio Vaticano II. Así, el Concilio muestra que el artículo de la fe sobre la Iglesia depende enteramente de los artículos que se refieren a Cristo Jesús. La Iglesia no tiene otra luz que la de Cristo; ella es, según una imagen predilecta de los Padres de la Iglesia, comparable a la luna cuya luz es reflejo del sol.

san Josemaría Escrivá: De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen muchas cosas grandes.

Álvaro del Portillo, Si en los siglos anteriores salió de Europa, rumbo a todo el orbe, la luz de la fe y de una civilización digna de la persona, ahora se exportan ideologías carentes de todo sentido sobrenatural y destructoras de la dignidad humana (Carta pastoral, 25.XII.1985).

San Juan Pablo II, Europa tiene una particular importancia para la historia de la Iglesia y para la progresiva expansión del mensaje evangélico en el mundo, comenzando desde la época apostólica. Las dificultades en que se debate hoy el viejo Continente deben inducir a los cristianos a unir sus fuerzas, descubriendo sus orígenes y avivando aquellos valores auténticos que cimentaron su unidad espiritual y alimentaron la llama resplandeciente de una civilización en la que han bebido muchas otras naciones de la tierra (Carta, 2.I.1986).

El Señor es la defensa de mi vida; ¿quién me hará temblar? Él me protegerá en su tienda el día del peligro“. Sin embargo, ¡cuánto temor pesa sobre los hombres de nuestro tiempo! Es una inquietud múltiple, caracterizada precisamente por el miedo al porvenir, de una posible auto destrucción de la humanidad, y luego también, más en general, por un cierto tipo de civilización materialista, que pone el primado de las cosas sobre las personas, y además por el miedo a ser víctimas de violencias y opresiones que priven al hombre de su libertad exterior e interior. Pues bien, sólo Cristo nos libera de todo esto y permite que nos consolemos espiritualmente, que encontremos la esperanza, que confiemos en nosotros mismos en la medida en que confiamos en Él: “Contempladlo y quedaréis radiantes” (Sal. 34/33,6).

El cristiano es hombre de gran esperanza, y precisamente en ella se refleja esa luz y se realiza esa salvación, que es Cristo. (Homilía en la parroquia romana de Santa Gala el domingo 25 de enero de 1981)

Benedicto XVI “El reino de Dios —o reino de los cielos— está cerca” (Mt 4, 17; Mc 1, 15). ¿Qué significa esta expresión? Ciertamente, no indica un reino terreno, delimitado en el espacio y en el tiempo; anuncia que Dios es quien reina, que Dios es el Señor, y que su señorío está presente, es actual, se está realizando. Ángelus (27-01-2008)

S.S. Francisco, «Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20).

«Para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz» (ibid., 288).

<<Por tanto, es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro. La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo>> (Lumen Fidei, 4).

Hans Urs von Balthasar También los lugares donde actúan los santos o se aparece la Madre de Dios son a menudo rincones ocultos, pueblos o regiones apartados e insignificantes. (LUZ DE LA PALABRA, Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 35 s)

Henri Nouwen “Los que piensan que han llegado, han perdido el camino. Los que piensan que han alcanzado la meta, no han llegado a ninguna parte. Los que piensan que son santos son demonios”.

Buechner “una iglesia normal está llena de gente que hacen su trabajo. Una iglesia significativa está llena de gente envuelta en el ministerio”

Rainiero Cantalamessa, El poder de Dios no se manifiesta sólo de una manera -eliminando el mal, curando físicamente–, sino también dando la capacidad, y a veces hasta el gozo, de llevar la propia cruz con Cristo y completar lo que falta a sus padecimientos. Cristo redimió también el sufrimiento y la muerte: ya no es signo del pecado, participación en la culpa de Adán, sino instrumento de redención.

Dietrich Bonhoeffer expresó maravillosamente cómo es el hombre simple de corazón puro: Aquel que no se mancha ni con el mal que comete, ni con el bien que hace. En un caso y en otro lo que permanece, en un corazón puro, es el aroma y el sabor de que todo es Gracia, todo está en las manos de Dios. En el hombre simple suceden cuatro cosas hermosas: no hay culpa, no hay orgullo, no hay odio, no hay envidia. La vida se vuelve simple. Contempla que la vida de todos está envuelta por el amor incondicional de Dios.

Teilhard de Chardin: Piensa que estás en manos de Dios, tanto más fuertemente agarrado cuanto más decaído y triste te encuentres. Vive feliz, te lo suplico. Vive en paz. Que nada te altere. Que nada sea capaz de quitarte tu paz. Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales. Haz que brote, y conserva siempre en tu rostro una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo del alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios. Recuerda: cuanto te reprima o inquiete es falso. Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios. Por eso cuando te sientas apesadumbrado y triste, confía y adora…

¡Adorar! Es decir, ¡perderse en lo insondable, sumergirse en lo inagotable, encontrar la paz en lo incorruptible, dejarse absorber por la definida inmensidad, ofrecerse al Fuego y a la Transparencia, aniquilarse consciente y voluntariamente a medida que vamos tomando consciencia de nosotros mismos, entregándonos a fondo a lo que no tiene fondo! Cuanto más el ser humano se convierta en humano, más sentirá la necesidad, cada vez más explícita, de adorar.

L. Tolstoi confesaba: “¡Cómo ha cambiado mi visión de las cosas después de mi conversión! Todo lo veo de distinta manera. Lo que antes me parecía irrelevante y sin importancia ahora me apasiona; y lo que antes me apasionaba fuertemente ahora me deja indiferente”.

J. B. Metz habla con insistencia del gran desafío que tenemos los “cristianos” europeos: decidirnos entre “una religión burguesa” y un “cristianismo de seguimiento”.

C. G. Jung: “La experiencia religiosa es absoluta. No se presta a discusiones. Lo único que se puede decir es que nunca se ha tenido tal experiencia; la otra persona dirá: ‘Lo siento pero ya sí la tuve’. Y con esto terminará la discusión. No importa lo que el mundo piense sobre la experiencia religiosa; quien la ha hecho posee el gran tesoro de algo que para él se convirtió en fuente de vida, sentido y belleza, dando un esplendor nuevo al mundo y a la humanidad”.

Sadhu Sundar Singh: “Un día estaba sentado cerca del Himalaya, a la orilla de un rio, saqué del agua una piedra hermosa, dura, redonda, y la rompí. Su interior estaba completamente seco. Esa piedra hacía tiempo que estaba en el agua, pero el agua no había penetrado en ella.

  Lo mismo ocurre con los hombres de Europa, hace siglos que fluye en torno suyo el cristianismo, viven por completo dentro del cristianismo, y este no ha penetrado y no vive dentro de ellos. La falta no está en el cristianismo, sino en los corazones cristianos”.

Cura de Ars: «La oración es el acto más noble, más sublime y sólido. Eleva al hombre a la altura de Dios. La oración no es otra cosa que la unión con Dios. Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es una felicidad que supera nuestra comprensión» Cardenal Robert Sarah, La fuerza del silencio, 66

Santa Teresita: «Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a ese fuego divino: ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su Padre. El que es pequeñito, que venga a mí, dice el Espíritu Santo por boca de Salomón y este mismo Espíritu de Amor dice también que ‘la misericordia es concedida a los pequeños’» Historia de un alma

Martin Luther King, Jr. La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad; sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar al odio; sólo el amor puede hacer eso.

Edith Wharton -Hay dos maneras de difundir la luz: ser la vela o el espejo que la refleja.

Anaïs Nin Cuando posees luz en el interior, la ves externamente.

Rabindranath Tagore -La fe es el pájaro que siente la luz cuando el amanecer todavía está oscuro.

Kahlil Gibran -La belleza no está en la cara; la belleza es una luz del corazón.

Anónimo -Si hay luz en el alma, habrá belleza en la persona. Si hay belleza en la persona, habrá armonía en el hogar. Si hay armonía en el hogar, habrá paz en el mundo.

Henry Lacordaire -La felicidad solo depende de nuestra luz interior.

Carl Jung -Por lo que podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz de significado en la oscuridad del mero ser.

CONTO

CUENTO DE LOS ASHANTI, PUEBLO AFRICANO

Nyame, el Dios del cielo, le entregó a Anansi una olla con toda la sabiduría del mundo y con instrucciones muy precisas: tenía que repartirla equitativamente entre todos los habitantes de la tierra. En la olla estaba realmente todo lo que podían necesitar. Cómo convertir la leche en cuajada y cómo llevarse bien con los vecinos, qué armas usar en la guerra y cuáles eran los ritos para atraerse la voluntad de los dioses, las palabras adecuadas para saludar a un jefe y la destreza para tejer con fibra de palma. Conceptos, procedimientos, habilidades, conocimientos en suma.

Pero Anansi no tenía ganas de compartir semejante tesoro y quiso guardárselo todo para él. Para esconderlo mejor, decidió subir la olla a lo alto de un gran árbol, el más alto de la selva. Era dificilísimo trepar cargando esa enorme olla que le pesaba y le estorbaba en el brazo.

Su hijo Intikuma lo vio luchando por trepar lo más alto posible y se quedó mirándolo con asombro.

– Padre -le dijo después de un rato-, ¿no podrías trepar mucho más cómodo si te cargas esa olla a la espalda…?

Cuando Anansi escuchó ese consejo tan sensato, rugió de rabia.

– ¿Cómo es posible? ¡Un muchachito sabe más que yo, que tengo la olla de la sabiduría!¿Para qué me sirve todo esto?

Y en un ataque de furia, arrojó la olla de la sabiduría al suelo.

Estaba ya bastante alto. La olla se estrelló con estruendo y trozos de sabiduría volaron en todas las direcciones. Imposible volver a reunirla. Durante mucho tiempo la gente encontró restos de sabiduría esparcida por aquí y por allá, en la tierra, sobre las hojas, en los hongos y las lianas o mezcladas con el agua del río. Y por supuesto, los recogían y se los llevaban a sus casas.

Por eso es por lo que no existe ningún hombre o mujer en el mundo que sea dueño de toda la sabiduría. Todo el mundo tiene un poco y cuando la gente se encuentra a conversar y a cambiar ideas, comparten los unos con los otros el pedacito que les tocó.

Tomado de Alejando Illescas, Los cuentos de mis homilías

UNA BRASA AISLADA

Un párroco se enteró un día de que uno de sus feligreses había decidido no asistir más a la iglesia. La razón de este rebelde era que podía comunicarse con Dios en la naturaleza como si estuviera en la iglesia.

Una noche el párroco decidió hacerle una visita.

Sentados junto al fuego, los dos hombres hablaron de mil asuntos pero no hablaron de la asistencia a misa.

Al cabo de un rato el párroco cogió las tenazas y sacó una sola brasa del fuego. Y colocó la brillante brasa sobre el suelo.

Los dos veían la brasa apagarse poco a poco y convertirse en cenizas, mientras las otras ardían y brillaban y sus llamas bailaban alegres.

El párroco permanecía en silencio.

Al cabo de un rato, el feligrés dijo: el próximo domingo estaré en la iglesia.

Tomado de P. Félix Jiménez

LA LUZ QUE DA LA FE

Así instruía una madre cristiana a su hijo sobre lo que supone tener la luz de la fe: 

«A mediodía. cuando brilla el sol, si miras hacia arriba verás muy claro, pero tu vista no alcanzará mucha distancia; a lo más, llegarás a ver esos aviones plateados que vuelan altísimos, dejando tras de sí una estela de humo. 

Así ocurre cuando discurrimos con las fuerzas de nuestra razón: vemos muy claro, pero muy corto. En cambio, en una noche estrellada, nos envuelve una luz muy tenue, pero nuestra mirada penetra mucho más allá, hasta esos astros que brillan a muchos millones de kilómetros; así es nuestra fe, con la que vemos menos claro, pero llegamos mucho más lejos; alcanzamos hasta el mismo Dios».

J. Orlandis, Qué es ser católico

Tomado de Anecdonet

DEJAR PASAR LA LUZ

Un padre solía llevar con él a misa a uno de sus hijos, de tres o cuatro años. Iban normalmente, a una iglesia que tenía unas vidrieras con imágenes.

Un día el pequeño le preguntó a su padre ¿quienes eran aquellos de las ventanas? El padre, sin más explicaciones, le dijo:

-Son santos.

Algún tiempo después se hablaba en casa de la beatificación de un sacerdote santo. Y el padre preguntó al pequeño:

-¿Tú sabes lo que es un santo?.

-Sí- dijo el niño-. Santos son los que dejan pasar la luz.

Una explicación a esta imagen de la santidad…

La mayor parte de los mimos de Dios, de su cariño, nos llegan a través de otras personas: padres, médicos, amigos… Esa es una verdad gozosa.

Pero no es menos verdad que ese amor de Dios debe llegar a quienes están a nuestro lado a través de nosotros.

Debemos ser cauces limpios por donde el amor de Dios pueda circular libremente hacia quienes se cruzan con nosotros en la vida. El gran tapón, el gran obstáculo es el amor propio, el egoísmo: paraliza el amor divino y no le deja circular.

Ser cristiano entraña que Dios pueda querer a quienes nos rodean con nuestro propio corazón: dejar pasar la luz del amor de Dios.

Agustín Filgueiras Pita.

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice…

-¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves.. Entonces, el ciego le responde:

– Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi…

Tomado de Anecdonet

ANÉCDOTA

DEJAR QUE DIOS SE LUZCA

Al recordar a Beethoven sus amigos la época de su juventud y los deseos de gloria sentidos por él, el gran músico exclamó:

“¡Qué insensatez! Jamás he pensado en escribir por conquistar fama ni gloria. Lo que llevo en mi corazón tiene que salir. Por eso he escrito y escribo”.

Esas palabras de Beethoven son el marco del siguiente comentario…

Damos gloria a Dios en la medida en que nos enriquecemos, nos mejoramos, nos acercamos a Dios y nos llenamos de Él.

El maestro brilla si el alumno aprende. El médico se luce cuando el paciente se cura. El bien del alumno glorifica al maestro. Como la mejoría del enfermo es lucimiento para el médico. Los mejores cuadros de un pintor son los que más le honran.

El bien del hombre glorifica a Dios. Dar gloria a Dios no exige fastidiarse. Exige enriquecerse, llenarse.

La gloria de Dios y el bien del hombre corren parejos.

Agustín Filgueiras Pita.

Hace poco me fui con los alumnos de excursión y entramos en una cueva.

Les pedí que se mantuvieran en silencio y que apagaran la luz. Era la primera vez en sus vidas de oscuridad total.

Después del «gustillo» de la sorpresa, la inquietud del silencio. Y más allá la desesperación de la oscuridad.

Esto inspiró el siguiente micro-relato…

Nunca había visto tanta oscuridad. A mi alrededor, confusión. ¿Adónde ir?

No tenía punto de apoyo. Todo había fallado. Había perdido toda seguridad: era como ir flotando: no podía hacer pie. 

Lo peor: no podía ver nada. La desesperación era total, mucho más angustiosa que la depresión.

Pensaba en qué iba a ocurrir cuando ocurrió el prodigio. Un rayito de luz brilló delante a mi derecha.

Fue un segundo fugaz.

Rectifiqué el rumbo: es por allá, pensé.

Y seguí moviéndome con la esperanza y el impulso generados por esa extraña aparición.

Nota: Cristo dijo a los cristianos: sois la luz del mundo. Y con sus vidas de pecadores arrepentidos, procuran hacer las cosas bien. Esa vida es un rayito de luz para los que la buscan, incluso sin conocer que existe.

Tomado de Anecdonet

El 30 de septiembre de 2019 el papa Francisco publicó una Carta Apostólica en forma de “Motu Proprio” Aperuit Illis (Les abrió el entendimiento. Lc 24, 13-35. Los discípulos de Emaús). En ella establece que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Se instituye así el Domingo de la Palabra de Dios: «un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo».

LOS JUDÍOS NO HACEN PROSELITISMO

Dicen que los rabinos no buscan discípulos. Se considera de mal gusto salir por ahí a reclutar gentes para hacerlos discípulos. La grandeza de las enseñanzas del maestro es cebo suficiente para atraer discípulos. Los judíos no hacen proselitismo. Se nace judío.

Tomado de P. Félix Jiménez

Galilea era la región del Norte de Palestina, como de ochenta kilómetros de Norte a Sur y de cuarenta de Este a Oeste. El nombre quiere decir círculo, y viene del hebreo galil. Se llamaba así porque estaba rodeada de naciones no judías. Precisamente por eso se hacían sentir allí nuevas influencias, y era la parte más emprendedora y menos conservadora de Palestina. Tenía una gran densidad de población. Josefo, que había sido gobernador de Galilea, dice que tenía 204 pueblos que alcanzaban todos un mínimo de 15.000 habitantes cada uno. Parece increíble que pudiera haber una población de unos 3.000.000 en Galilea.

“Era una tierra extraordinariamente fértil. Había un proverbio que decía: ‘Es más fácil criar una legión de olivos en Galilea que un niño en Judea’. El clima maravilloso y la estupenda provisión de agua convirtieron a Galilea en el huerto de Palestina. La lista de árboles que crecían en ella demuestra su sorprendente fertilidad: vid, olivo, higuera, roble, nogal, terebinto, palmera, cedro, ciprés, morera, abeto, pino, sicomoro, laurel, mirto, almendro, granado, cidro y adelfa.

“Josefo dice de los galileos que “les encantaban las innovaciones, eran inclinados por naturaleza a los cambios y les chiflaban las sediciones. Siempre estaban dispuestos a seguir a un líder que iniciara una insurrección. Eran de genio vivo y dados a enzarzarse en peleas.” “A los galileos -se decía no les falta nunca coraje.” “Tienen más interés en mantener el honor que en conseguir ganancia material.” Esa fue la tierra en la que empezó Jesús. Era su propia tierra”.

BARcLAy, W., Comentario al Nuevo Testamento,

Tomo 4, Ed. Clie, Barcelona, 1995.

SÓLO VALE UNA EDAD 

Eva Lavalliére, la célebre actriz francesa que paso del teatro a la Iglesia, decía una vez: ” Tenemos sólo una edad: “la de nuestras virtudes… Yo cumplo cuatro años el 19 de Junio porque es el día aniversario de mi conversión. El resto de mi vida no cuenta; es fango.”

Tomado de MSC

«Galilea de los gentiles» (Is 8, 23).

Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas diversas por raza, cultura y religión. La Galilea se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos los pueblos. Desde este punto de vista, Galilea se asemeja al mundo de hoy: presencia simultánea de diversas culturas, necesidad de confrontación y necesidad de encuentro. También nosotros estamos inmersos cada día en una «Galilea de los gentiles», y en este tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir recintos para estar más seguros, más protegidos. Pero Jesús nos enseña que la Buena Noticia, que Él trae, no está reservada a una parte de la humanidad, sino que se ha de comunicar a todos. Es un feliz anuncio destinado a quienes lo esperan, pero también a quienes tal vez ya no esperan nada y no tienen ni siquiera la fuerza de buscar y pedir.

Francisco Ángelus (26-01-2014)

“LA OSCURIDAD NO EXISTE”

Albert Einstein empleó esta frase en sus borradores para la teoría de la relatividad que tiene a luz como protagonista de un viaje vertiginosamente acelerado en el tiempo y el espacio.

También dijo otras frases como “No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto” …. “Si los hechos no encajan en la teoría, cambie los hechos.” … “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” “La oscuridad no existe, la oscuridad es en realidad ausencia de luz”

No existe la oscuridad. Sencillamente falta la luz.

No existe la tristeza. Es que sencillamente no tenemos alegría.

No existe el no. Lo que sucede es que nos falta el “sí”.

No existe el mal. Sencilla y llanamente es ausencia del bien.

«NO SOMOS DOS; SOMOS TRES».

El ya fallecido y famoso doctor Vallejo Nájera hablaba un día por televisión del bien que le había hecho en su vida el testimonio de dos jesuitas que conoció en Filipinas. Estos jesuitas, después de varios años de trabajo, no habían conseguido ninguna conversión. El doctor les preguntó si, estando los dos solos, no se sentían fracasados. Uno de ellos le contestó: «No somos dos; somos tres, porque Jesucristo está entre nosotros».

Tomado de P. Juan Jáuregui Castelo

En el s. VIII a.C. el territorio de Israel fue asediado por el poder de los Asirios, en progresiva expansión. Los asirios habían «inventado» el ejército uniformado: Soldados con botas de cuero reforzadas con hierro, capas y escudos, carros de guerra con ruedas de ocho radios, espadas de hierro… Sembraban el terror. Estas terribles experiencias de opresión fueron descritas por Isaías como productoras de tinieblas en las regiones sujetas al dominio asirio. Los clanes de Zabulón y Neftalí situados al Norte, fueron los primeros en sufrir el poder dominador de Tiglat-Pileser III, emperador de Asiria.

En el siglo VIII a.C., Isaías anunciaba una promesa de liberación para estas regiones que caminaban en tinieblas y oscuridad. Esta liberación consistirá en quitarse de encima el dominio duro de «la vara… el yugo… el bastón de mando… la bota que pisa con estrépito… la capa empapada en sangre» (Is 9,3-4).

ZABULÓN

La tribu de Zabulón se asentó en el Norte de Israel. Es la única tribu que tuvo algún contacto con el Mar Mediterráneo: bastantes israelitas de esta tribu fueron utilizados como remeros de las naves fenicias. Paralelamente, caían en idolatría de las divinidades fenicias de Baal y Astarté (masculina y femenina)

NEFTALÍ

Tribu asentada en la Alta Galilea. Su nombre significa «el que combate». El contacto con los pueblos limítrofes que no eran judíos, hizo que este grupo de israelitas, al igual que sus vecinos de Zabulón, se contaminaran con cultos paganos y prácticas religiosas ajenas a la fe de Israel.

Su cita en el evangelio responde a una intención teológica del evangelista: Jesús ha venido a traer la salvación a los pecadores, a los alejados del culto religioso, a todos… La salvación que trae Jesús es para quienes sufren dolor y opresión.

Pepe Gómez, Tiempo Interior

CHISTE

Sabéis seguramente el chiste que cuenta un cura bilbaíno (y que nadie se dé por ofendido… que yo llevo genes del bocho…**) que para ponderar la gran humildad del Hijo de Dios decía: “¡tan humilde fue, que pudiendo hacer en Bilbao, nació en Belén!”

(** Bocho es una forma familiar y “castiza” de llamar a Bilbao por los nacidos allí)

José María Maruri, SJ

POEMA

QUIERO REPARAR TU CORAZÓN

Hoy estoy buscando la mejor

manera de decir te amo

y al mirarte, el amor despierta

mi emoción por ti.

Hoy mis ojos miran

y contemplan el otoño gris.

Cuando muera el día piensa

que hay alguien que vive por ti.

Quiero que llegue el día,

que mi tiempo sea para ti.

Quiero que mi poesía

sea para ti.

Quiero que cantes solo para mí.

Piensa en mí, que tus ojos brillen

y seas feliz.

Yo sé que el tiempo ha pasado.

Yo te prometo ser tuyo

y lo digo con orgullo.

Sin que me quede nada por dentro

yo sé que te has sentido

feliz sentada junto a mi

dejando tu primavera pasar.

Recuérdame y vive tus quince años.

Quiero reparar tu corazón.

Dime Dios cómo quererla

con todo mi corazón. Como manda tú

palabra sin que yo pierda la calma.

Dame valor para esperar

y para poder aguantar a que me

diga que sí y hacerla feliz

como disponen los santos escritos,

te lo suplico por favor.

Victor Solano

ECHA LAS REDES

Desde que Tú te fuiste

no hemos pescado nada.

Llevamos veinte siglos

echando inútilmente

las redes de la vida,

y entre sus mallas

sólo pescamos el vacío.

Vamos quemando horas

y el alma sigue seca.

Nos hemos vuelto estériles

lo mismo que una tierra

cubierta de cemento.

¿Estaremos ya muertos?

¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?

¿Quién recuerda la última vez que amamos?

Y una tarde Tú vuelves y nos dices:

«Echa la red a tu derecha,

atrévete de nuevo a confiar,

abre tu alma,

saca del viejo cofre

las nuevas ilusiones,

dale cuerda al corazón,

levántate y camina».

Y lo hacemos sólo por darte gusto.

Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,

nos resucita el gozo

y es tanto el peso de amor

que recogemos

que la red se nos rompe cargada

de ciento cincuenta esperanzas.

¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla,

camina sobre el agua

de nuestra indiferencia,

devuélvenos, Señor, a tu alegría

José Luis Martín Descalzo

ASCENSO DEL HOMBRE HACIA DIOS

Tú estás también en el pecado mismo 

como en la sombra el sol.

Hay algo que te anhela

en cada anhelo y en cada pasión.

Y cada crimen lleva en el impulso 

que lo mueve, empezada

su propia redención.

Separa tú la paja

de los granos, Señor,

en la turbia cosecha de mi vida, 

florida de pasión.

Yo, Señor, te lo ofrezco todo junto:

el anhelo y la angustia y el gozo y el dolor

¡y el surtidor esbelto de plata y sol que fluye 

como un llanto invertido, sobre mi corazón!

Tú, Señor, en tu torre de silencio

y lejanía, estás sobre la arena 

de mi desolación.

Por el vaivén que mueven en su altura

displicente, las hojas de las palmas, 

he adivinado el soplo de tu amor…

 ¡Pero no lo he sentido 

llegar hasta la arena 

de mi desolación!

¡Ay, quién me diera una palabra nueva, 

virgen como la aurora, para

nombrar al Dios de la Verdad, con ella!

Una palabra exacta que tuviera, 

como el prado con lluvia, una infinita 

ternura blanda y una

clarísima belleza.

 ¡Y repetir esa palabra siempre: 

con las esquilas de la madrugada

y en el atardecer, con las hogueras!

Y hacer así de esa palabra bella 

profesión y ejercicio

y oración y poema…

José María Pemán

ORACIÓN

SER FUEGO QUE ENCIENDA OTROS FUEGOS…

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. (Eduardo Galeano)

Llamados a dejar arder nuestra leña y encender nuevos fuegos: A veces, Señor, me empeño en ir acumulando experiencias, conocimientos,… sin ponerlas en juego. Siempre pienso que debo esperar, que aún estoy demasiado verde, que no es el momento de ir, poco a poco, dejando arder lo que soy, para dar luz y calor a otros. ¿Será que temo que lo que tengo se consuma? Es verdad que cada cosa tiene su tiempo, pero el amor, la paciencia, la gratuidad,… crecen cuando se comparten, cuando se ponen al descubierto. Quiero ser, Señor, fuego que encienda otros fuegos.

Tomado de pastoralsj

CONTIGO, SEÑOR, MIS PRIMEROS PASOS

Para apoyarte en aquello que, para el mundo y para nosotros,

Tú tienes pensado

Y trabajar, sin desmayo ni tregua,

para que muchos o algunos encuentren su felicidad en Ti.

CONTIGO, SEÑOR, MIS PRIMEROS PASOS

Porque, cuando me dices “sígueme”

siento que, todavía, no te conozco lo suficiente

Que, soy cristiano sin saber lo qué significa

y que me da miedo seguirte por lo que ello implica

CONTIGO, SEÑOR, MIS PRIMEROS PASOS

Porque, cada día, nos das una oportunidad para seguirte

Una hora en la que decir “sí” o un “no”

Porque, siendo jóvenes, mayores o ancianos

Tú pasas por la orilla de nuestra vida

pidiendo algo tan grande como personas

que crean, esperen y te amén a Ti, Señor.

¿DARÉ MIS PRIMEROS PASOS, SEÑOR?

¿Dejaré algo por Ti?

¿Haré algo por tu Reino?

¿Sacaré mis excusas para quedarme sentado en lo mío?

¿CÓMO DAR MIS PRIMEROS PASOS, SEÑOR?

¡Ah! ¡Ya lo sé, Señor!

Dejando que Tú, conviertas todo lo que en mí, Señor

está un tanto desorientado y pervertido.

¡Gracias, Señor!

Javier Leoz

CANTO

Sé Mi Luz Ain Karem

Una luz – Verónica Sanfilippo

EL SEÑOR ES MI LUZ – HNA GLENDA

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela