Fuego

I Domingo de Adviento

Fuego

CITA

Didaché “que tu gracia venga y que este mundo pase” (10,6).

San Agustín “Mañana me convertiré, mañana contentaré a Dios, y de todos mis pecados pasados y presentes quedaré perdonado”. Dices bien que Dios ha prometido perdón al que se convierte; pero no ha prometido el día de mañana a las personas”.

San Cirilo de Jerusalén: “Hay dos venidas (del Verbo): una oscura como la lluvia sobre un velo, otra resplandeciente de gloria, la que llegará. En la primera venida Cristo aparece envuelto en pañales dentro de un pesebre, en la segunda vendrá envuelto de la luz como en un manto”.

San Juan Crisóstomo: «Ea, pues, dejemos una vida tan penosa. Ya sabéis que después de tantas calamidades viene la muerte… Creen los pecadores ser ricos, y no lo son. Creen vivir entre delicias, y no gozan de ellas… Nosotros vivamos sobrios y vigilantes, como quiere Cristo. «Andemos decentemente y como de día» (Rom 13,13). Abramos las puertas para que aquella Luz nos ilumine con sus rayos y gocemos siempre de la benignidad de nuestro Señor Jesucristo»(Comentario al Evang. Juan, hom. 5).

S. Ambrosio de Milán Que tu puerta esté abierta de par en par para el que viene: ábrele tu alma, ensancha el regazo de tu inteligencia, para que pueda ver la riqueza de simplicidad, los tesoros de paz, la suavidad de la gracia. Dilata tu corazón, sal al encuentro del sol de la luz eterna, que alumbra a todo hombre. En realidad, la luz verdadera luce para todos: pero si uno cierra sus ventanas, él mismo se privará de la luz eterna. Sobre el salmo 118. Hom. 12, 12-15: CSEL 62, 258-259

San Bernardo, Si guardas así la Palabra de Dios, ella te guardará a ti sin duda alguna. El Hijo vendrá, junto con el Padre, hasta ti; vendrá el gran Profeta que renovará Jerusalén. Vendrá aquel que todo lo hace nuevo. (del sermón 5 de Adviento)

Elredo de Rievaulx Debemos considerar los innumerables beneficios que nuestro Señor nos hizo con su primera venida, y que está dispuesto a concedérnoslos aún mayores con su segunda venida. Dicha consideración ha de movernos a amar mucho su primera venida y a desear mucho la segunda. Sermón 1 sobre la venida del Señor: PL 195, 209-210

S. Juan Pablo II, “Ser cristiano quiere decir “vestirse de Cristo”. El Adviento es la nueva llamada a vestirse de Jesucristo”. Homilía (30-11-1980)

“Velad, porque no sabéis el día en que vendrá nuestro Señor’ (Mt 24, 42) – estas palabras me recuerdan la última llamada, que tendrá lugar en el momento en que el Señor así lo quiera. Deseo seguirlo y deseo que todo aquello que hace parte de mi vida terrena me prepare para este momento. No sé cuándo sucederá, pero como todo, también en este momento me pongo en las manos de la Madre de mi Maestro: Totus Tuus” Testamento, Roma 6.III.1979.

Benedicto XVI, «nosotros necesitamos tener esperanzas —más grandes o más pequeñas—, que día a día nos mantengan en camino. Pero sin la gran esperanza, que ha de superar todo lo demás, aquellas no bastan. Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar» (Spe salvi n. 31).

“Viene a estar con nosotros, en todas nuestras situaciones; viene a habitar en medio de nosotros, a vivir con nosotros y en nosotros; viene a colmar las distancias que nos dividen y nos separan; viene a reconciliarnos con Él y entre nosotros. Viene a la historia de la humanidad, a llamar a la puerta de cada hombre y de cada mujer de buena voluntad, para traer a las personas, a las familias y a los pueblos el don de la fraternidad, de la concordia y de la paz”.

“¿yo qué espero? En este momento de mi vida, ¿a qué tiende mi corazón? Y esta misma pregunta se puede formular a nivel de familia, de comunidad, de nación. ¿Qué es lo que esperamos juntos? ¿Qué une nuestras aspiraciones?, ¿qué tienen en común?” Ángelus (28-11-2010)

S.S. Francisco, “Qué hermoso día será ese en el que las armas sean desmontadas, para transformarse en instrumentos de trabajo. ¡Qué hermoso día será ése! ¡Y esto es posible! Apostemos por la esperanza, la esperanza de la paz. Y será posible”.

“Vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición”.

«Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene “con gran poder y gloria”, que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.»  (S.S. Francisco, Angelus15 de noviembre de 2015).

Hans Urs von Balthasar Dios está en camino hacia nosotros. Comentarios a las lecturas dominicales (A, B y C). Encuentro, Madrid, 1994p. 13 s.

Bonhoeffer “La vida en la cárcel me recuerda mucho el Adviento. Uno espera y confía y da vueltas pero lo que hacemos tiene poca importancia. La puerta está cerrada y sólo se puede abrir desde afuera”.

CONTO

EL LADRILLO

Un joven paseaba a toda velocidad en su auto último modelo; tuvo precaución de no toparse con un chico cruzando la calle sin mirar, y al bajar la velocidad sintió un estruendoso golpe en la puerta; al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, la carrocería y el vidrio de la puerta de su precioso auto.

Dio un brusco giro de 180 grados y regresó a toda velocidad a donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico auto.

Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia un auto estacionado le gritó a toda voz:

¿Qué rayos fue eso?

¿Quién eres tú? ¿Qué crees que haces con mi auto?

Y enfurecido casi botando humo, continuó gritándole al

chiquillo: ¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte caro! ¿Por qué hiciste eso?

“Por favor, Señor, por favor. ¡Lo siento mucho! No sé qué hacer”, suplicó el chiquillo, “le lancé el ladrillo porque nadie se detenía”. Lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado.

“Es mi hermano, le dijo. Se descarriló su sillón de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo”. Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo: “¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mí solito. Soy pequeño”.

Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el joven ejecutivo tragó el grueso taco que se le formó en su garganta.

Indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó en su silla nuevamente sacando su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y las heridas del hermano de aquel chiquillo especial. Luego de verificar que se encontraba bien, miró y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie… “DIOS lo bendiga, señor… y muchas gracias”, le dijo.

El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.

El ejecutivo no ha reparado aún la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo que le recuerda el no ir por la vida tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.

Dios nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.

Tomado de inpas.cl

El discípulo preguntó al maestro:

– “¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación?”

– “Tan poco como lo que puedes hacer para que amanezca el sol por las mañanas”.

– “Entonces ¿para qué valen los ejercicios espirituales que tú

mismo recomiendas?”

– “Para estar seguro de que no estáis dormidos cuando el sol

comienza a salir”.

Anthony de Melo

Muchos siglos atrás un rabino preguntó a sus alumnos si sabían cuando terminaba la noche y comenzaba el día.

Un alumno sugirió –”cuando ves un animal en la distancia y puedes decir si es una oveja o una cabra”.

Otro dijo –”cuando ves un árbol en la distancia y puedes decir si es un manzano o una higuera”.

Cada uno de sus alumnos iba dando respuestas parecidas y ninguna parecía satisfacer al maestro.

Éste les dijo-“amanece de verdad cuando miras a la cara de cualquier ser humano y ves en esa cara el rostro de tu hermano o tu hermana, si no ves esto, sea la hora que sea, para ti es todavía de noche”.

Tomado de Anthony de Melo

LA SALA DE ESPERA

Érase una vez un padre de familia muy anciano. Sus hijos, muy modernos y muy ocupados, no le prestaban ninguna atención y se sentía cada día más como un estorbo que como una presencia necesaria.

Un buen día desapareció.

Tardaron un tiempo en darse cuenta de su ausencia. Los hijos decidieron buscarlo pero no lo encontraron.

Ahora se hacen muchas preguntas: ¿se fue porque quiso?, ¿se fugó del país?, ¿se suicidó?, ¿volverá algún día?

La verdad es que sus hijos no sienten ninguna culpabilidad, entregados a sus negocios, ni lo echan ya en falta ni lo necesitan.

El tiempo pasa y no parece dar señales de vida. Seguro que ha muerto.

ADVIENTO, palabra que repetiremos muchas veces a lo largo de estas cuatro semanas, es el tiempo en que esperamos al Jesús que nos dejó su tarjeta de visita el día de Navidad y que nos prometió revisitarnos un día sin previo aviso.

Tomado de P. Félix Jiménez

ADVIENTO PARA BUSCAR A DIOS

Cuenta una leyenda oriental que un hombre buscaba en el desierto agua para saciar su sed. Después de mucho caminar, muy fatigado, con la boca reseca, el peregrino descubrió por fin las aguas de un arroyo. Pero, al arrojarse sobre la corriente, su boca encontró sólo arena abrasadora.

De nuevo comenzó a caminar, leguas y leguas; su sed y su cansancio iban en aumento. Por fin, escuchó el rumor del agua. Se divisaba en la lejanía un río caudaloso y ancho; sus manos tomaron el líquido tan ansiado, pero de nuevo era sólo arena.

Siguió caminando, con la lengua fuera, como un perro sediento. Hasta que de nuevo se oyó rumor de aguas de una fuente. Su chorro cristalino formaba un gran charco. Pero sólo la decepción respondió a la sed del caminante.

Y con renovado afán se lanzó de nuevo al desierto. Atravesando montes y valles, sólo encontró soledad y aridez. No había agua, ni rastro de ella.

Un día le sorprendió un viento de humedad; allá, a lo lejos, pareció que el mar inmenso brillaba ante sus ojos. El agua era amarga, pero era agua. Al hundir su cabeza ansiosa entre las olas, no hizo sino sumergirse en un fango que no estaba originado por el agua.

El peregrino entonces se detuvo; se acordó de su madre, que tanto sufriría por él cuando supiera de su muerte. Las lágrimas vinieron a sus ojos, resbalaron por sus mejillas y cayeron en el cuenco de sus manos. Entonces, asombrado, se dio cuenta de que aquellas lágrimas habían saciado de verdad su sed, y el peregrino, tomando fuerzas, prosiguió su camino y sintió su alma llena de luz.

Fue un gran descubrimiento saber que el agua que buscaba no estaba en el desierto, sino dentro de su propio corazón.

Tomado de P. Diego Millan García

ANÉCDOTA

Durante el Adviento del año 1980 Juan Pablo II estuvo con más de dos mil niños en una parroquia romana. Y comenzó la catequesis: ‑¿Cómo os preparáis para la Navidad? ‑Con oración ‑responden los niños gritando. ‑Bien, con la oración ‑les dice el Papa‑, pero también con la Confesión. Tenéis que confesaros para acudir después a la Comunión. ¿Lo haréis? Y los millares de chicos, más fuerte todavía, respondieron: ‑¡Lo haremos! ‑Sí, debéis hacerlo ‑les dice Juan Pablo II-. Y en voz más baja: –El Papa también se confesará para recibir dignamente al Niño‑Dios.

Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial (1945), unos 30 millones de personas han perecido en los diferentes conflictos armados que han sucedido en el planeta, 26 millones de ellas a consecuencia del impacto de armas ligeras. Estas armas, y no los grandes buques o los sofisticados aviones de combate, son las responsables materiales de cuatro de cada cinco víctimas, que en un 90% también han sido civiles (mujeres y niños en particular).

Tomado de P. Vicente Martínez

EVANGELIO DE MATEO.

Algunas características de este Evangelio son: la amplitud con la que se refieren las enseñanzas de Jesús (los famosos sermones, como el de la montaña), la atención a la relación Ley-Evangelio (el Evangelio es la «nueva Ley»). Se le considera como el Evangelio más «eclesiástico» por el relato del primado a Pedro y por el uso del término «Ecclesia», Iglesia, que no se encuentra en los otros tres Evangelios.

Tomado de P. Cantalamessa

San Enrique, el hijo del duque de Baviera, había sido educado por el santo obispo de Ratisbona. Años después de la muerte del obispo, éste le apareció a Enrique y le hizo notar unas letras junto a su sepulcro: “Después de seis”. Creyó el príncipe que dentro de seis días moriría y se dispuso para la muerte. Transcurrió el plazo sin que sucediera nada. Creyó que el plazo era de seis meses y continuaba preparándose en ejercicios de caridad y piedad. Pasados los seis meses vio que se prolongó su vida y se le ocurrió que recién en el plazo de seis años iba a morir. Y así no dejó de vivir como cristiano ejemplar y adelantó en la perfección. Al cabo de esos seis años no le vino la muerte como pensaba, sino fue instaurado como emperador siendo elegido como sucesor del emperador Otón III. Pero ni por eso dejó de hacer un esfuerzo para vivir como si Dios lo llamara pronto. Hoy en día se le venera como santo.

Tomado de MSC

IDEA

DOS TIPOS DE “ESPERAS”.

La primera es parecida a la de un soldado, agazapado en su trinchera, esperando con verdadero miedo el ataque del enemigo. Su única ilusión es que ese momento nunca llegue, porque sabe que puede acabar mal. Es la actitud del que ve el final pensando que va a condenarse por sus pecados. Tiembla, pero tampoco pone remedio.

La segunda espera es la de la esposa que aguarda a su marido, ausente durante mucho tiempo del hogar. Por ejemplo, la esposa de un marinero, que sueña el día en que volverá a estrechar entre sus brazos al amor de su vida. Y cuando se acerca el día, se prepara, se viste, se perfuma y se dispone a recibirle con toda la ilusión del mundo.

Tomado de Catholic.net.

IDEAS PARA VIVIR EL ADVIENTO

Durante el tiempo de Adviento se puede escoger alguna de las opciones que presentamos a continuación para vivir cada día del Adviento y llegar a la Navidad con un corazón lleno de amor al niño Dios.

1.Pesebre y pajas:

En esta actividad se va a preparar un pesebre para el Niño Dios el día de su nacimiento. El pesebre se elaborará de paja para que al nacer el niño Dios no tenga frío y la paja le dé el calor que necesita. Con las obras buenas de cada uno de los niños, se va a ir preparando el pesebre. Por cada buena obra que hagan los niños, se pone una pajita en el pesebre hasta el día de la celebración del nacimiento de Cristo. 

2.Vitral del Nacimiento:

En algún dibujo en el que se represente el Nacimiento se puede ir coloreando alguna parte de éste, cada vez que lleven a cabo una obra buena, para irlo completando para la Navidad.

3.Calendario Tradicional de Adviento:

En esta actividad se trata de hacer un calendario de Adviento en donde marquen los días del Adviento y escribir sus propósitos a cumplir. Pueden dibujar en la cartulina el día de Navidad con la escena del nacimiento de Jesús. Diario revisarán los propósitos para ir preparando su corazón a la Navidad. Este calendario lo podrán llevar a la Iglesia el día de Navidad si así lo desean. 

Se sugieren los siguientes propósitos:

1. Ayudaré en casa en aquello que más me cueste trabajo.

2. Rezaré en familia por la paz del mundo.

3. Ofreceré mi día por los niños que no tienen papás ni una casa donde vivir.

4. Obedeceré a mis papás y maestros con alegría.

5. Compartiré mi almuerzo con una sonrisa a quien le haga falta.

6. Hoy cumpliré con toda mi tarea sin quejarme.

7. Ayudaré a mis hermanos en algo que necesiten.

8. Ofreceré un sacrificio por los sacerdotes.

9. Rezaré por el Papa.

10. Daré gracias a Dios por todo lo que me ha dado.

11. Llevaré a cabo un sacrificio.

12. Leeré algún pasaje del Evangelio.

13. Ofreceré una comunión espiritual a Jesús por los que no lo aman.

14. Daré un juguete o una ropa a un niño que no lo tenga.

15. No comeré entre comidas.

16. En lugar de ver la televisión ayudaré a mi mamá en lo que necesite.

17. Imitaré a Jesús en su perdón cuando alguien me moleste.

18. Pediré por los que tienen hambre y no comeré dulces.

19. Rezaré un Ave María para demostrarle a la Virgen cuanto la amo.

20. Hoy no pelearé con mis hermanos.

21. Saludaré con cariño a toda persona que me encuentre.

22. Hoy pediré a la Santísima virgen por mi país.

23. Leeré el nacimiento de Jesús en el Evangelio de S. Lucas 2, 1-20.

24. Abriré mi corazón a Jesús para que nazca en él.

CHISTE

– ¡Pepe, Pepe, despierta!

– ¡Qué! ¡Qué quieres!

Y dice la mujer:

– ¡Que se te han olvidado las pastillas para dormir!

Le dice su madre desde la cocina.

-Hijo enciende la corona de adviento que está en la mesa del salón.

Su hijo, tan obediente, le prende fuego, va a la cocina y le pregunta a su madre:

-¿A las velas también?

POEMA

“Yo amo a Jesús, que nos dijo:

Cielo y tierra pasarán.

Aunque cielo y tierra pasen,

Mi palabra quedará.

¿Cuál fue, Jesús, tu palabra?

¿Amor? ¿Perdón? ¿Caridad?

Todas tus palabras fueron

una palabra: Velad”.

Antonio Machado

ORACIÓN

«La salvación ha venido por la cruz;
éste es un gran misterio.
Todo sufrimiento tiene un sentido:
lleva a la plenitud de la vida».

Juan Pablo II, antiguo canto popular polaco:

Señora del Adviento, señora de los brazos vacíos, señora de la preñez evidente y extenuante.

 Cuánto deseamos que camines con nosotros. Cuánto necesitamos de tí. 

Mujer del pueblo que viajas presurosa y alegre a servir a Isabel, a pesar de tu vientre pesado y fatigoso. 

Entre las dos tejerán esperanzas y sueños. 

Señora del Adviento, señora de los brazos vacíos, tambien nosotros estamos preñados de esperanzas y sueños. 

Soñamos con que el canto de las aves no vuelva a ser turbado por el ruido de las balas. 

Soñamos con nuestros niños sin temores, cantando al fruto de tu vientre ya cercano. 

Soñamos con los niños del mundo durmiendo tranquilos al arrullo de un villancico. 

Soñamos que nuestros viejos mueren tranquilos y en paz murmurando una oración. 

Soñamos con que algun día podremos volver a tener sueños y utopías y esperanzas. 

Señora del Adviento, la de los brazos vacíos, visítanos como a tu prima. 

Monta tu burrito y ven presurosa. 

Nuestros corazones son pesebres huecos y fríos donde hace falta que nazca tu hijo. 

Ven, señora, con tus gritos de parto a calentar nuestros corazones, a seguir tejiendo esperanzas con nosotros, como lo hiciste con Isabel. 

Solo así, en medio de la noche iluminada por tus brazos ahora llenos y por tus pechos que amamantan, podremos volver a soñar…podremos gritar ¡es Navidad!.

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Preparado para que, cuando Tú llames, yo te abra

Despierto para que, cuando Tú te acerques, te deje entrar

Alegre para que, cuando Tú te presentes, veas mi alegría

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Que, el tiempo en el que vivo, no me impida ver el futuro

Que, mis sueños humanos, no eclipsen los divinos

Que, las cosas efímeras, no se antepongan sobre las definitivas

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Y que, cuando nazcas, yo pueda velarte

Para que, cuando vengas, salga a recibirte

Y que, cuando llores, yo te pueda arrullar

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Para que, la violencia, de lugar a la paz

Para que los enemigos se den la mano

Para que la oscuridad sea vencida por la luz

Para que el cielo se abra sobre la tierra

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Porque el mundo necesita ánimo y levantar su cabeza

Porque el mundo, sin Ti, está cada vez más frío

Porque el mundo, sin Ti, es un caos sin esperanza

Porque el mundo, sin Ti, vive y camina desorientado

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Prepara mi vida personal: que sea la tierra donde crezcas

Trabaja mi corazón: que sea la cuna donde nazcas

Ilumina mis caminos: para que pueda ir por ellos y encontrarte

Dame fuerza: para que pueda ofrecer al mundo lo que tú me das

QUIERO ESTAR, EN VELA, SEÑOR

Entre otras cosas porque, tu Nacimiento,

será la mejor noticia de la Noche Santa

que se hará madrugada de amor inmenso en Belén.

¡VEN, SEÑOR!

Tomado de P. Javier Leoz

TIEMPO DE ADVIENTO

Tiempo de Adviento, Tiempo de espera.

Dios que se acerca,

Dios que ya llega.

Esperanza del pueblo,

la vida nueva.

El Reino nace,

don y tarea.

Te cantamos Padre bueno

a la esperanza.

Con María, ayúdanos Señor,

a vivir generosos en la entrega,

a ofrecer nuestra vida como ella,

a escuchar tu Palabra en todo tiempo,

a practicar sin descanso el Evangelio,

ayúdanos a vivir solidarios con los que sufren,

con quienes hoy como ayer

en Belén no tienen lugar.

Te cantamos Padre Bueno

a la esperanza.

Con los pastores de Belén,

ayúdanos señor

a vivir la Vigilia de tu Reino,

a correr presurosos a tu encuentro,

a descubrir tu Rostro en medio del pueblo,

a no quedarnos “dormidos”

en la construcción del mundo nuevo.

Te cantamos Padre Bueno

a la esperanza.

Con los ángeles de Belén,

ayúdanos Señor,

a cantar al mundo entero tu Presencia,

¡Dios-está-con-nosotros!

Construyamos la paz entre los hombres,

Edifiquemos la Justicia entre los pueblos.

Te cantamos Padre Bueno

a la esperanza.

Con Jesús niño-Dios,

ayúdanos Señor,

a abrigar la esperanza que nace en cada Adviento,

a escuchar los clamores de tu pueblo,

a regar con nuestras vidas

la semilla de tu Reino,

a ser Mensajeros de tu Amor,

a construir comunidades de servicio y oración.

Navidad, fiesta del hombre.

Navidad, fiesta de Dios.

Queremos ser tus Testigos,

danos la fuerza Señor.

Marcelo A. Murúa. “Ver la vida con la mirada del

Evangelio”, 2da. edición, Ed. San Pablo.

CANTO

Venid subamos al monte del Señor Marco Frisina

Maranatha, Nico Montero

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela