A pesar de la continuidad de la pandemia, el Papa Francisco ha establecido que la iniciativa “24 horas para el Señor” se celebre de nuevo este año, el 12 y el 13 de marzo, cerca del cuarto domingo de Cuaresma, ha informado la Santa Sede. El tema elegido es un versículo del Salmo 103:3: “Él perdona todos tus pecados”. El Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización ha elaborado la Guía oficial en la que se ofrecen algunas sugerencias para que las parroquias y comunidades cristianas se preparen a vivir la iniciativa “24 horas para el Señor”.
Según una nota explicativa “la noche del viernes 12 de marzo y todo el día del sábado 13 de marzo, sería significativo prever una apertura extraordinaria de la iglesia, ofreciendo la posibilidad de acceso a las confesiones, preferiblemente en un contexto de adoración eucarística animada. El evento podría comenzar el viernes por la noche con una Liturgia de la Palabra para preparar a los fieles para la Confesión, y concluir con la celebración de la Misa festiva el sábado por la tarde”.
En los casos en que, por razones de salud, no se permiten las celebraciones de los Sacramentos, o se pueden realizar con un número limitado de personas, se podría transmitir la Adoración Eucarística por Internet, preparando así a los fieles para la contrición perfecta, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Cuando procede del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama ‘perfecta’ (contrición de caridad). Dicha contrición perdona los pecados veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si conduce al firme propósito de recurrir, cuanto antes, a la confesión sacramental” (CIC 1452).
Subsidio en dos partes
En el comunicado se informa que en la primera parte se presentan algunos textos que animan a vivir de forma consciente el encuentro con el sacerdote en el momento de la confesión individual. También pueden servir para prepararse (por sí mismo o bajo la guía de un ministro) a la contrición perfecta, en caso de que no sea posible acercarse temporalmente al Sacramento de la Reconciliación. También es una provocación para superar cualquier resistencia que se suele oponer para evitar la confesión. Es un testimonio que ilustra el camino de la propia conversión: una ayuda para reflexionar sobre el propio cambio y la conciencia de la presencia de Dios en la propia vida. También presenta la vida de una persona que puede inspirar nuestras propias vidas para hacer obras de misericordia y continuar en el crecimiento personal después de recibir la absolución de los pecados.
Y en la segunda parte puede utilizarse durante el tiempo de apertura de la iglesia, para que quienes puedan acceder a ella para confesarse puedan ser ayudados en la oración y la meditación a través de un camino basado en la Palabra de Dios. Este libro de recursos también puede ser útil para preparar una catequesis sobre la necesidad de la conversión y sobre el Sacramento de la Reconciliación. Los jóvenes en particular, pero también los adultos, se preguntan: ¿Por qué necesito confesarme? ¿Cómo se confiesa? ¿Qué se hace después de la confesión? El subsidio puede ser una ayuda válida para encontrar las respuestas.
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