Después de diversos escándalos sobre gastos poco claros de la Secretaría de Estado vaticana, en Roma y en el extranjero, el Papa Francisco ha decidido que este importantísimo dicasterio no toque dinero, y que todos sus gastos los controlen la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) (con el italiano Nunzio Galantino al frente desde 2018) y la secretaría para la Economía (SPE), con el jesuita español Juan Antonio Guerrero a su cargo desde el pasado 1 de enero.
Así, los fondos gestionados por la Secretaría de Estado en apenas 3 meses serán administrados por la APSA y supervisados por el SPE, según ha anunciado el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni.
Bruni ha explicado que este miércoles 4 de noviembre el mismo Pontífice se reunió con todos los prelados implicados en esta reforma: el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin; el sustituto de la Secretaría de Estado, el venezolano Edgar Peña Parra; el Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, Fernando Vergez (español en Roma desde 1972, de Legionarios de Cristo); Nunzio Galantino y Juan Antonio Guerrero.
El Papa ya había pedido esta medida en una carta que dirigió el 25 de agosto a Secretaría de Estado.
Ahora, según Bruni, el Papa ha creado una “Comisión de paso y control”, que entra en funcionamiento con efecto inmediato para realizar este cambio en 3 meses. Edgar Parra, Galantino y Guerrero forman la comisión y tienen ese encargo.
Guerrero, el jesuita economista que vigila el dinero
Juan Antonio Guerrero Alves es el jesuita economista que va a ser el gran “vigilante del dinero” vaticano. Nació el 20 de abril de 1959 en Mérida. Su padre era empresario y él empezó a estudiar economía antes de entrar al noviciado jesuita en 1979. Se licenció en Economía en la Universidad Autónoma de Madrid en 1986 y en Filosofía y Letras en la misma universidad en 1993. Estudió teología en Belo Horizonte, Brasil, y Lyon, Francia, y obtuvo una licenciatura en teología de la Universidad Pontificia Comillas en 1994. También estudió filosofía política en el Boston College entre 1998 y 1999.
Fue profesor de filosofía social y política en la Universidad Pontificia Comillas de 1994 a 1997 y de 1999 a 2003. Para los jesuitas fue maestro de novicios en España de 2003 a 2008 y superior provincial de la provincia de Castilla de 2008 a 2014. También estuvo en misiones en Mozambique, donde era el tesorero de los jesuitas 2015 a 2017 y director de una escuela secundaria durante 2 años.
A partir de 2017 se desempeñó como delegado del superior general jesuita en Roma para hogares y obras interprovinciales y como consejero general de la Compañía de Jesús,2 donde tenía responsabilidades administrativas y presupuestarias en:
– la Universidad Pontificia Gregoriana
– el Instituto Bíblico,
– el Instituto Oriental,
– el Observatorio del Vaticano,
– la Radio del Vaticano
– y algunas residencias de estudiantes y casas de huéspedes.
En agosto el Papa explicaba la medida que ahora ordena
En la carta de agosto el Papa consideraba que esta gestión sería “según los deseos de todos, más evangélica” y evitaría “la superposición, la fragmentación o la duplicación innecesaria y perjudicial”.
Francisco establece que la Secretaría de Estado “transfiere al APSA la gestión y administración de todos los fondos financieros y activos inmobiliarios, que en todo caso mantendrán su finalidad actual”.
Una atención particular – se lee en la carta – merecen “las inversiones realizadas en Londres y el fondo Centurión, del que hay que salir lo antes posible, o al menos, disponer de ellas de manera que se eliminen todos los riesgos reputacionales”, escribe el Papa, que sabe que estas operaciones dudosas en Roma han dañado la imagen de la Santa Sede.
El Papa establece que “todos los fondos que hasta ahora han sido administrados por la Secretaría de Estado se incorporen al presupuesto consolidado de la Santa Sede” y que, en materia económica y financiera, la Secretaría de Estado funcione “mediante un presupuesto aprobado a través de los mecanismos habituales, con sus propios procedimientos exigidos a cualquier departamento, salvo en lo que se refiere a los asuntos confidenciales que están sujetos a secreto, aprobados por la Comisión designada a tal efecto”.
El control y la supervisión son responsabilidad de la Secretaría para la Economía sobre todos los órganos de la Curia Romana.
La Secretaría de Estado, en materia de supervisión económica y financiera “no tendrá ninguna responsabilidad de supervisión y control de ninguna Entidad de la Santa Sede, ni de las relacionadas con ella”.
Teniendo en cuenta que “la Secretaría de Estado no tendrá que administrar o gestionar activos, será conveniente que redefina su propia Oficina Administrativa, o que evalúe la necesidad de su existencia”, añade la carta.