El Papa dedica una carta apostólica a Dante, genial poeta cristiano y «profeta de esperanza»

Dante, uno de los más grandes poetas cristianos y de la historia de la literatura, es un “profeta de la esperanza” que “puede ayudarnos a avanzar con serenidad y coraje en la peregrinación de la vida y de la fe que todos estamos llamados a realizar”.

Así alaba el Papa Francisco al poeta italiano en su Carta Apostólica “Candor Lucis aeternae“, publicada con motivo del séptimo centenario de la muerte del Poeta.

Otros Papas antes insistieron en su genio cristiano

Es un largo documento al comienzo del cual Francisco, recorriendo lo que otros papas de los últimos cien años escribieron sobre Dante, señala que todos ellos subrayaron que él es “nuestro”, es decir, cristiano.

Desde Benedicto XV, que en 1921 escribió: «¿Quién podrá negar, en efecto, que nuestro Dante haya alimentado e intensificado la llama del ingenio y la virtud poética obteniendo inspiración de la fe católica?», hasta Pablo VI, quien en 1966 afirmó «Dante es nuestro. Nuestro, es decir de la fe católica, porque todo inspira amor a Cristo; nuestro porque amó mucho a la Iglesia, de la que cantó sus glorias; y nuestro porque reconoció y veneró en el Romano Pontífice al Vicario de Cristo».

El Papa Francisco añade que «la obra de Dante es parte integrante de nuestra cultura, nos remite a las raíces cristianas de Europa y de Occidente, representa el patrimonio de ideales y valores que también hoy la Iglesia y la sociedad civil proponen como base de la convivencia humana».

Francisco destaca el hecho de que su Carta Apostólica se publica el día en que la Iglesia celebra la Encarnación, que Benedicto XVI definió como «La novedad de un amor que ha impulsado a Dios a asumir un rostro humano, más aún, a asumir carne y sangre, el ser humano entero» y que es para Francisco “el verdadero centro inspirador y el núcleo esencial de todo el poema”.

También Dante se desilusionó de políticos e ideales mundanos

Esbozando la vida de Dante, Francisco señala que “La desilusión profunda por la caída de sus ideales políticos y civiles, junto con la dolorosa peregrinación de una ciudad a otra en busca de refugio y apoyo, no son ajenos a su obra literaria y poética, sino que constituyen su raíz esencial y su motivación de fondo”.

Y “la angustiosa melancolía de Dante peregrino y exiliado se percibe también en los célebres versos del canto VIII del Purgatorio:

«Era ya la hora en que renace el deseo /
y se enternece el corazón de los navegantes /
el día que han dicho adiós a sus queridos amigos» (VIII, 1-3)”.

Pero nunca se resigna y por eso es un “profeta de la esperanza”, porque exhorta a liberarse de la “selva oscura” del pecado para encontrar “el camino recto” y alcanzar así “la plenitud de la vida en la historia” y “la bienaventuranza eterna en Dios”.

La suya es, por lo tanto, “una misión profética” que no escatima la denuncia ni siquiera de aquellos papas que “convierten a la Iglesia en instrumento de sus propios intereses”.

En la Divina Comedia se hace evidente entonces que “la misericordia de Dios siempre ofrece la posibilidad de cambiar, de convertirse, de encontrarse a sí mismo y encontrar el camino hacia la felicidad. Significativos, en este sentido, algunos episodios y personajes de la Comedia, que demuestran que nadie en la tierra está excluido de ese camino”, como Trajano y Manfredi.

Tres figuras femeninas

El documento de Francisco también subraya la importancia en la Comedia de tres figuras femeninas que aluden a las tres virtudes teologales:

– María, madre de Dios, emblema de la caridad;
– Beatriz, símbolo de la esperanza
– y Lucía, imagen de fe.

Estas tres mujeres que acompañan a Dante en las diferentes etapas de su viaje demuestran que “no nos salvamos solos” sino que necesitamos la ayuda de aquellos “que pueden sostenernos y guiarnos con sabiduría y prudencia”.

El documento señala más adelante una profunda sintonía ”entre Dante y san Francisco, esposo de la Señora Pobreza. Ambos se dirigieron al pueblo, el segundo “anduvo entre la gente”, el segundo cuando decidió  no usar el latín para su gran poema sino “la lengua de todos”; y ambos están abiertos “a la belleza y al valor” de la Creación.

Nos enseña el camino a la felicidad: que se promueva su obra

La obra de Dante es. dice el Papa Francisco, “un filón casi infinito de conocimientos, experiencias y consideraciones en cada ámbito de la búsqueda humana”, pero él “nos pide más bien ser escuchado, en cierto modo ser imitado, que nos hagamos sus compañeros de viaje, porque también hoy quiere mostrarnos cuál es el itinerario hacia la felicidad, el camino recto para vivir plenamente nuestra humanidad, dejando atrás las selvas oscuras donde perdemos la orientación y la dignidad”.

Por eso “es necesario que ese patrimonio sea accesible más allá de las aulas de las escuelas y universidades. Exhorto a las comunidades cristianas, sobre todo a las que están presentes en las ciudades que conservan la memoria dantesca, a las instituciones académicas, las asociaciones y los movimientos culturales, a que promuevan iniciativas dirigidas al conocimiento y la difusión del mensaje dantesco en su totalidad”.

“En este particular momento histórico, marcado por tantas sombras, por situaciones que degradan a la humanidad, por una falta de confianza y de perspectivas para el futuro, la figura de Dante, profeta de esperanza y testigo del deseo humano de felicidad, todavía puede ofrecernos palabras y ejemplos que dan impulso a nuestro camino. Nos puede ayudar a avanzar con serenidad y valentía en la peregrinación de la vida y de la fe que todos estamos llamados a realizar, hasta que nuestro corazón encuentre la verdadera paz y la verdadera alegría, hasta que lleguemos al fin último de toda la humanidad, «el amor que mueve el sol y las demás estrellas» (Par. XXXIII, 145). 

Aquí en español ‘Candor Lucis Aeternae’, la carta del papa Francisco sobre el poeta Dante

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