El encuentro del Papa con autoridades religiosas islámicas y con los enfermos y necesitados de Indonesia marcaron las primeras horas del tercer día del que ya se conoce como el viaje más largo del Papa Francisco. Comenzó el pasado martes con su llegada al Aeropuerto Internacional de Yakarta “Soekarno-Hatta” y le llevará a recorrer el continente asiático hasta el 13 de septiembre, regresando a Roma desde Singapur.
El primer evento de la agenda del Papa para este 5 de septiembre estuvo marcado por el encuentro del Papa con el Gran Imán, profesor Nasaruddin Umar, en la mezquita Istiqlal de Yakarta, donde firmaron la ya conocida como Declaración de Istiqlal.
Por la protección de la dignidad de toda vida
En dicha declaración conjunta, ambas autoridades lamentaban como “la religión es a menudo instrumentalizada” en un mundo cada vez más marcado por la violencia y que, por ello, la religión debe “incluir la promoción y protección de la dignidad de toda vida humana”.
También se indicaba cómo las religiones deben dar respuesta mediante un compromiso común a las crisis del momento actual, llamando ambas autoridades a orientar los valores religiosos “a la promoción de una cultura de respeto, dignidad, compasión, reconciliación y solidaridad fraterna para superar tanto la deshumanización como la destrucción del medio ambiente”.
En último término, la declaración conjunta afirmaba que “existe una única familia humana global” y que, por ello, “el diálogo interreligioso debe ser reconocido como una herramienta eficaz para resolver los conflictos locales, regionales e internacionales, especialmente aquellos causados por el abuso de la religión“.
Enfermos y necesitados, “los más valiosos de la Iglesia”
Tras la declaración, Francisco acudió a la sede de la Conferencia Episcopal de Indonesia, donde le esperaban los asistentes de las iniciativas caritativas del país, a quienes Francisco se rfirió como “los miembros más valiosos de esta Iglesia”.
En su discurso, Francisco los llamó a “afrontar las dificultades juntos, todos dando lo mejor de nosotros, aportando cada uno nuestra contribución única”.
Durante su saludo a un centenar de enfermos, discapacitados y necesitados presentes en la sede episcopal, Francisco agradeció su asistencia y también su inclusión por los obispos en el marco del primer centenario de la Conferencia Episcopal de Indonesia.
Acto seguido, y tras el saludo del Presidente de la Conferencia de Obispos de Indonesia, monseñor Antonius Franciskus Subianto Bunyamin, obispo de Bandung y el testimonio de Mimi Lusli y Mikail Andrew Nathaniel, dos discapacitados, Francisco destacó que, “Dios ha creado a los seres humanos con capacidades únicas para enriquecer la diversidad de nuestro mundo”.
Ustedes, les dijo, “son pequeñas estrellas brillantes en el cielo de este archipiélago, son los miembros más valiosos de esta Iglesia, sus tesoros como enseñó el diácono mártir San Lorenzo desde los primeros siglos del cristianismo”.
También habló sobre el testimonio de Andrew, joven indonesio que participó recientemente en los Juegos Paralímpicos, recordando el llamado a “afrontar las dificultades juntos, dando lo mejor”, lo que a su vez “ayuda a descubrir día a día cuánto vale nuestro estar juntos, en el mundo, en la Iglesia, en la familia”.
Francisco indicó que, para mantener viva la esperanza y comprometernos a hacer de la vida un regalo para los demás, es necesario asimilar que “todos nos necesitamos unos a otros y que esto no es malo”.
“Cada uno es único a los ojos de Dios”
De hecho, agregó, “nos ayuda a comprender cada vez mejor que el amor es lo más importante en nuestra existencia, a darnos cuenta de cuántas personas buenas hay a nuestro alrededor. Luego, nos recuerda cuánto nos ama el Señor a todos, más allá de todos los límites y dificultades. Cada uno de nosotros es único a sus ojos, a los ojos del Señor, y Él nunca nos olvida: nunca”.
Al concluir, saludó personalmente a los asistentes a la sala “Henry Soetio” y firmó una placa de mármol en recuerdo de su visita, pidiendo oraciones por su persona. Especialmente emotivo fue su saludo a la madre del paralímpico, que a sus 87 años no pudo acudir en persona al evento.
“También me gustaría desearle un feliz cumpleaños a esta madre que no pudo venir, está en cama, ¡pero hoy cumple 87 años! Deseémosle un feliz cumpleaños aquí, todos juntos”, animó.