La fiesta de San José, Día del padre, es también la fiesta del Día del Seminario: el padre terrenal de Jesús es el patrono y protector de los jóvenes y seminaristas que se preparan para ser “otro Cristo”, sus manos y su voz.
La Subcomisión Episcopal para los Seminarios ha difundido los datos de seminaristas de este año en España: hay 974 seminaristas mayores en el país. Las ordenaciones sacerdotales han sido 97; y el número de nuevos ingresos, 172. Hay analistas que detallan que nunca antes se tiene constancia de que hubiera menos de mil seminaristas mayores en los seminarios.
Hace diez años, en el curso 2012-2013, el año después de la JMJ de Madrid que movió a cientos de miles de jóvenes, había un total de 1.307 seminaristas, se ordenaron el año anterior 133, y el número de ingresos fue de 295.
El día a día en el seminario de Madrid
Madrid tiene el mayor seminario de España y uno de los mayores de Europa, detalla Carlos Carazo, gerente del seminario. Estudian en él 84 seminaristas. El proceso completo es de 8 años, incluyendo el curso propedéutico, el primero de todos, en el que los seminaristas conviven y crean lazos pero no están aún volcados en estudios. Actualmente hay 15 jóvenes en el propedéutico.
Conviven con los seminaristas en este seminario diez sacerdotes formadores, que los acompañan en el discernimiento y en su formación humana y hablan con ellos cada semana.
Antes incluso del propedéutico hay un año de discernimiento: el joven que piensa que puede tener vocación sigue viviendo ese año en su casa, pero acude a retiros vocacionales y se hace acompañar por un sacerdote que examina su llamado.
Una vez se entra en el seminario, se busca crear comunidad entre los alumnos de cada curso. Si hace unas décadas casi todos los seminaristas eran de edades muy parecidas, hoy hay muchos más seminaristas que entran ya con una carrera terminada. La mayoría tienen entre 20 y 30 años, pero los hay que entran mayores. Las edades son más diversas.
(Lea aquí las etapas en el Seminario Conciliar de Madrid)
En el seminario de Madrid hay algunas mujeres que trabajan en la administración, en cocina y en limpieza, pero son unas pocas en un mundo de hombres (la mayoría jóvenes).
Descansos en Navidad, verano, domingos tarde…
Excepto unos días en Navidad y con la excepción del mes de agosto, el seminarista vive, come y reza y hace su vida en el seminario, aunque en Madrid va a estudiar a la Universidad San Dámaso, donde también acuden laicos, religiosas, otros clérigos…
La vida en el seminario es ordenada, con sus horas para estudiar, para el deporte, para las oraciones. El seminarista sale poco, sólo para estudiar, a convivencias religiosas y los domingos suelen ir a casa de sus padres, comen con ellos y pasan con ellos la tarde.
Los estudios de teología y filosofía, y el alojamiento y comida durante estos años, tienen un coste que siempre es deficitario. ¿Quién lo paga? “Parte lo pagan los seminaristas, lo que pueden y cuando pueden”, explica el gerente Carlos Carazo. “En realidad, todos están becados, algunos parcialmente, otros casi del todo. Lo que pagan es poco comparado con el coste. El seminario se apoya en una serie de benefactores, que en su mayoría son católicos comprometidos que entienden que es esencial apoyar esta formación para que haya sacerdotes. También hay apoyo de alguna fundación y algún convento. Al final, siempre hay un déficit que paga la diócesis”.
Este año, como actividad peculiar en el horizonte, está la JMJ de Lisboa en verano. Para los seminaristas de más experiencia, los que ya colaboran en parroquias, será una ocasión para compartir una experiencia especial con los jóvenes de sus parroquias, y cientos de miles de jóvenes de todo el mundo.